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Han pasado más de 100 días desde que el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA por sus siglas en inglés) inició su huelga para exigir condiciones laborales más justas en Hollywood. Poco después, se les sumó el Sindicato de Actores, quienes ahora lideran las picket lines en favor de sus compañeras y compañeros. 

Este acontecimiento marca un hecho histórico en la industria del cine, pues es la primera vez en más de 63 años que ambos sindicatos toman las calles y paran de forma indefinida sus actividades, afectando directamente toda producción y promoción de películas o series. Si bien es cierto que ambos grupos encabezan una lucha justa por diferentes motivos y necesidades, de algo debemos estar seguros: este es el inicio de una revolución que podría cambiar el rumbo de la industria cinematográfica, para bien o para mal.

La huelga de actores y guionistas en Hollywood genera pérdidas millonarias 

Es innegable que la inactividad de roles tan importantes en la industria, como lo son los escritores y los actores, perjudica casi en su totalidad la operación del sector cinematográfico. Según datos oficiales de la Writers Guild of America, cada día que pasa representa una pérdida de 30 millones de dólares para el estado de California, y al final de este periodo Hollywood podría estar perdiendo 3 mil millones de dólares si las negociaciones no concluyen pronto.

Y es que no debemos ignorar lo que está más claro que el agua: mientras la industria va en decadencia, los productores siguen haciéndose más ricos con cada reproducción en plataformas de streaming. Estrellas como Mandy Moore, quien tuvo un rol estelar por seis temporadas en la serie This is Us, declaró recibir cheques por 81 centavos; por otro lado, Heather Matarazzo, a quien recordarás por su papel como Lilly Moscovitz en The Princess Diaries, (El Diario de la Princesa) recientemente compartió en TikTok varios cheques, la mayoría de ellos con cantidades menores a 10 centavos.

Pero ¿realmente es necesario? Esta es la pregunta que varios usuarios en internet plantean en redes sociales, cuestionando si realmente vale la pena detener producciones de gran calibre, como Deadpool 3 o Wicked, cintas que han generado conmoción entre audiencias. Sin embargo, debemos dejar claro que la lucha continúa dada la renuencia de la AMPTP (Alliance of Motion Picture and Television Producers) a acceder a los términos de actores y guionistas, quienes concuerdan no solo en que su trabajo está mal remunerado, sino también en que ambos grupos tienen un enemigo en común que busca reemplazar su fuerza laboral: la Inteligencia Artificial.

Hollywood quiere deshumanizar el contenido audiovisual a través de la IA

La razón principal por la que los productores apuntan por hacer de la IA un factor clave en la producción de películas, series, documentales y cualquier otro contenido audiovisual es básicamente agilizar sus procesos y reducir sus costos, dejando a un lado la principal característica que hace del cine una disciplina tan única: su rasgo humano. Hemos conocido historias creadas por y para personas como tú y yo, teniendo la oportunidad de revisitar aspectos narrativos con los que conectamos fácilmente, ya sea porque resuenan con nosotros emocionalmente o porque sacan a relucir nuevas facetas que creíamos olvidadas. Y es que la Inteligencia Artificial borra por completo este aspecto, reemplazándolo por una pobre compilación de varias partes y asemejando el resultado a una amalgama con poco (o nulo) carisma.

¿Dónde quedarán esas historias que cambiaron por siempre la historia del cine; aquellas de grandes figuras como Kubrick, Kurosawa o Hitchcock? ¿A dónde irán las icónicas interpretaciones de papeles con un legado cultural indeleble; el trabajo de Audrey Hepburn, Marlon Brando o Charles Chaplin? Pareciera que Hollywood ya no está interesado en ofrecer contenidos que revolucionen la historia de la humanidad y que sean motivadores para impulsar el talento entre futuros cineastas, sino que su principal meta parece ser producir y distribuir contenidos en masa, con una frecuencia extremadamente alta y un evidente declive en calidad, tergiversando por completo el propósito de hacer y consumir cine.

Un rumbo incierto que deja al cine pendiendo de un hilo

La llegada de la Inteligencia Artificial indudablemente es un hito que ha venido a afectar (o impulsar, dependiendo de quién termine beneficiado) distintas industrias, no solo la cinematográfica. Estamos siendo testigos de un paradigma que determinará el futuro del arte y de la historia como pilares de nuestra existencia, y está en nosotros ajustar nuestra brújula moral para determinar si apoyamos acciones como la huelga de actores y guionistas. A opinión de este servidor, el movimiento parte de una postura que apunta no solo por la emancipación de la creatividad humana, sino también por el derecho que tenemos como lectores, críticos y sobre todo, personas, a expandir nuestra cosmovisión en terrenos recreativos con identidad propia.

Si bien es cierto que la IA promete apoyarnos considerablemente al ahorrar tiempo en ciertas tareas (de ahí la gran popularidad que ha adquirido ChatGPT), es evidente que nos excluye de la posibilidad de crear nuevos puentes a otros mundos; puentes por los que tanto nosotros como los demás pueden cruzar y descubrir las maravillas que residen en la antropología humana. El simple hecho de que Hollywood busque reemplazar la prosa y creatividad de los guionistas; o las expresiones faciales que solo los actores pueden proporcionarnos, es un acto reprobable que debería hacernos cuestionar nuestro rumbo y el rol de esta nueva herramienta en nuestra cotidianidad.

Por Juan Rodríguez

Soy Licenciado en Comunicación por la Universidad Anáhuac Puebla, fanático del cine, redactor SEO y creador de contenido. Mi pasión por el séptimo arte nació desde muy temprana edad, cuando descubrí que todos tenemos el poder de conectar con otros de formas completamente inesperadas a través de una mezcla y fotogramas; algo que hoy solemos llamar cine.