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Por Cafeólogo

Un Caficultor es, por definición, una persona que se dedica a la producción de café, a la siembra y cosecha del cafeto y su fruta -la cereza de café. Me gusta más llamarlo Caficultor que Cafeticultor, porque el primero se dedica al café y el segundo al cafeto, de la misma forma que prefiero hablar de Caficultura que de Cafeticultura. Así, aunque me dicen que provengo de América del Norte, específicamente de México donde se dice Cafeticultor y se habla de la Cafeticultura, me identifico más con los países de América del Sur, donde se hace alusión al Caficultor y a la Caficultura.

Pero ya me distraje desde el momento mismo en que planeaba plantear la pregunta: una persona que produce café, ¿es agricultor, o es campesino, o es ambas cosas? Con la licencia que me da el no haber estudiado la agronomía de forma profesional, aquí va mi postura ante la cuestión, que podría resultar obvia para algunos, innecesaria para otros, irrelevante para alguien más, y quizá sea el único en considerarla de primera magnitud, importancia y necesidad.

Un campesino es alguien que vive y se relaciona de forma directa, compleja y completa, con la agricultura que practica, y le va la vida en ello, y le va, digámoslo con toda claridad, la existencia en ello. Un campesino generalmente vive y trabaja en un sistema que tiene muchos elementos, todos ellos interconectados e interdependientes, donde los cambios en una de sus variables representan cambios en todo el sistema. Un campesino tiene la milpa, siembra frijol y calabaza, cosecha frutales que crecen en sus parcelas, tiene un pedazo de tierra sin sembrar, como bosque de donde obtiene madera para la casa o los muebles y leña para el fogón de la cocina, y con la milpa se alimenta y alimenta sus animales, y con los animales se alimenta y genera ingresos, así como del cafetal, que es uno de sus cultivos, y come lo que cosecha, y cosecha lo que come y vende, y vende lo que cosecha y come, y nada está ahí por accidente, todo está ahí por una razón, y el campesino está directa e íntimamente relacionado con todo ello, y le va la vida en ello y en esas relaciones y en esa forma de ser en el mundo. Y me quedo corto.

Un agricultor es alguien que establece un cultivo -uno, la mayoría de las veces- con fines principalmente comerciales. Es alguien que tiene interés, no un sistema, sino en un producto. Un agricultor las más de las veces se ha esmerado en conocer mucho acerca de ese producto, llámese maíz, o tomate, o fresa, y su principal objetivo consiste en tener una plantación saludable y productiva. No importa el tamaño de la plantación, no se trata de escalas, tamaños, ingresos, es más bien una cuestión de perspectiva: el campo es un sistema con una gran variable principal (el cultivo meta) y muchas variables secundarias que deben alinearse a la primaria (fertilización, manejo de plagas y enfermedades, etc.). El agricultor puede no estar directa, íntima y existencialmente vinculado con el cultivo; es decir, su vida diaria, aquella íntima y personal, aquella donde está lo que come, donde duerme, donde cría a una familia, esa vida no está necesaria ni directamente vinculada a la plantación. Uno es el mundo de su agricultura y otro el de su vida. Uno es el mundo de aquello que se cultiva y otro el mundo de quien lo cultiva.

Pues bien, hay caficultores que son agricultores y otros que son campesinos, y este artículo va con dedicatoria: a la memoria de don Damaceno Domínguez, campesino, padre, esposo, quien

vivió y crio a una familia en su rancho, El Corazón, allá en Cerro Brujo, Chiapas; a la memoria de mi vecino, a quien tanto admiré.