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Rosalind Franklin y el ADN

 

El 25 de abril se conmemora el día del ADN, una fecha instaurada por el Senado de Estados Unidos para celebrar las publicaciones pioneras sobre su estructura. Esta distinción surgió en 2003, coincidiendo con el anuncio de la finalización del Proyecto del Genoma Humano, y rápidamente fue adoptada por la comunidad científica internacional como una conmemoración anual.

Rosalind Franklin fue una química y cristalógrafa británica que nació el 25 de julio de 1920 en Londres y desde joven mostró un gran interés por la ciencia. Estudió química en la Universidad de Cambridge y posteriormente obtuvo un doctorado en Físico-Química en la Universidad de Cambridge. Durante su carrera, se especializó en técnicas de difracción de rayos X, una herramienta crucial para estudiar la estructura de los cristales.

En 1951, Franklin se unió al King’s College de Londres, donde comenzó a trabajar en la estructura del ADN. Utilizando su experiencia en difracción de rayos X, obtuvo imágenes detalladas del ADN que revelaron su estructura helicoidal. Sus fotografías, conocidas como Fotografías 51, proporcionaron evidencia crucial para la estructura de doble hélice del ADN.

En el icónico artículo publicado en Nature hace más de 70 años, Watson y Crick presentaron su propuesta revolucionaria sobre la estructura del ADN, reconociendo a Rosalind Franklin por sus valiosos resultados experimentales y aportes teóricos no publicados. A pesar de este reconocimiento inicial, la historia posteriormente se teñiría de controversia y desigualdad de género.

En su libro “La doble hélice”, James Watson, uno de los coautores del artículo, desacreditó injustamente a Franklin, sugiriendo que el mejor lugar para una feminista como ella era el laboratorio de otra persona. Este comentario sexista reflejaba las actitudes prevalentes en la época, donde las mujeres enfrentaban barreras y discriminación en el mundo científico.

Por su parte, Francis Crick, el otro coautor del artículo, minimizó las dificultades que Franklin enfrentaba en el King’s College de Londres, donde trabajaba. Crick describió las restricciones impuestas a Franklin, como la prohibición de acceder a la sala de profesores reservada para hombres, como “trivialidades”. Estas declaraciones revelaban una falta de comprensión y empatía hacia las experiencias de discriminación que Franklin enfrentaba diariamente.

A pesar de estos obstáculos y de las actitudes sexistas de sus colegas, Rosalind Franklin continuó con su investigación con una dedicación y habilidad excepcionales. Utilizando la técnica de difracción de rayos X, Franklin obtuvo imágenes detalladas de la molécula de ADN, imágenes que serían fundamentales para la propuesta de estructura de doble hélice presentada por Watson y Crick.

Con el paso de los años, tanto Watson como Crick, aunque con reticencia y reservas, reconocieron el talento y la contribución significativa de Franklin al descubrimiento de la estructura del ADN. Aunque sus primeras actitudes hacia ella habían sido condescendientes y despectivas, con el tiempo, ambos científicos admitieron la importancia irremplazable de Franklin en el avance de nuestra comprensión del ADN.

A pesar de su contribución fundamental al descubrimiento de la estructura del ADN, Franklin no recibió el reconocimiento que merecía en vida. Murió prematuramente de cáncer de ovario a la edad de 37 años. Solo después de su muerte se reconoció la importancia de su trabajo, y su papel en el descubrimiento del ADN se ha valorado cada vez más con el tiempo.

La historia de Rosalind Franklin es un recordatorio poderoso de la importancia de reconocer y valorar las contribuciones las personas, independientemente de su género o cualquier otra característica personal. Su legado continúa inspirando a generaciones de científicos y sirve como un llamado a la igualdad y la equidad en el mundo científico.

*Comunicadora Independiente de Ciencia

Foto: Wikipedia