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(Tsína rí nàyaxà’)

*LU SCHAFFER

“¿Dónde encontraré tu flor/ ahora que cortaron tu guía? / Con plomo te esparcieron/ en la tierra que me diste,/ sepultaron tus venas/ para que no encontrara tu sangre/ y crezca la rabia/ en la noche en que no duerma”.

¿Crees que nuestros difuntos escuchan los poemas que escribimos para ellos? Pregunté a Hubert Matiúwàa, autor del poemario*Cicatriz que te mira (Tsína rí nàyaxà’). Su libro llegó a mis manos en las fiestas de Día de Muertos. Lo leí sentada junto a la ofrenda para recibir a los antepasados. En sus páginas encontré rostros ocultos y gritos de los que son asesinados en México, pero también de los que viven y encienden la palabra para sostener la vida.

Tiempo después supe que el libro Cicatriz que te mira nació en esas mismas fechas de Día de Muertos, dos años antes, en la región de La Montaña de Guerrero, cuando un taxista reclamó frente a la iglesia del pueblo porque sus pasajeros desaparecieron de pronto sin pagarle. La emoción recorrió las calles cuando la gente identificó que aquellos viajantes fueron ejecutados semanas atrás, pero ese día regresaban desde la muerte para visitar su pueblo. Así lo cuenta el autor Hubert Matiúwàa. Ese fue el suceso que encendió su inspiración.

Cicatriz que te mira/Tsína rí nàyaxà’ es un libro escrito con dos lenguas: español y me´phaa (idioma hablado en La Montaña de Guerrero). La doble lengua de este libro nos acerca a la doble realidad de un país que intenta disfrazar de calma la indiferencia. Para entender estas verdades de dos rostros es importante conocer la situación que se vive en las tierras donde fue escrito el libro:

“En una nota del 2017 se dice que México es el tercer país que más amapola produce, con el Estado de Guerrero a la cabeza… En el continente americano, Guerrero está a la cabeza en la producción del opio…”, explicó el autor Hubert Matiúwàa. La ambición convierte esa región en un campo de guerra, donde el cultivo de amapola es más importante que la vida, “por eso se intenta controlar los territorios y desplazar a las comunidades, y el precio para nosotros es la muerte, la desaparición forzada, el secuestro, la violación”, testifica Hubert.

Cinco años después de la publicación de su libro, el autor nos cuenta que la violencia en La Montaña de Guerrero no disminuye sino que se vuelve más compleja y se mezcla con otras formas de generar terror en las comunidades. “No hay un diálogo sano con las instituciones que dicen buscar nuestro bienestar, al contrario, es una lucha de poder a muerte y de control a muerte sobre nuestros territorios y sobre nuestras lenguas”.

Este libro denuncia la forma en que mineras transnacionales, instituciones públicas y ejército se aliaron con el narcotráfico para violentar a los pueblos de La Montaña, también cuenta la historia de la lucha generacional por la defensa del territorio y de la identidad de las comunidades. Una herida que hace espejo en mucho otros lugares de América Latina.

“En la casa vi arder de rabia los comales,/ hincharse de sol las tortillas/ y en el remolino del hijo que no conociste/ se incineró de presagios la madera./ Para sembrarte en el vientre de tus viejos,/ te envolvieron en petate/ y en la procesión, hermano, goteabas a cada paso,/ tu rastro nos decía que los cobardes matan a traición/ y a traición quieren acabar con nuestro pueblo”.

Me llamó la atención que, al leer este poemario, podía escuchar diferentes volúmenes de voz en sus líneas; algunas son gritos, otras apenas susurros, a veces ecos y vacíos. Llegaron a mi mente de forma natural, sin que yo buscara estos cambios de voz, se ensamblan con cada paisaje de denuncia, dolor y rabia. Es una de las muchas razones por las que Cicatriz que te mira está en mi lista de mejores poemarios de México. Además de que se encuentra ilustrado bellamente con los grabados de Filogonio Velasco Naxín.

Es un libro corto, como un eco en las montañas y por lo tanto fácil de leer, pero me resultó difícil como un camino largo, porque en sus líneas tuve que detenerme a llorar otros muertos, y porque los pequeños retratos de sus poemas me obligaron a mirar las inmensas pinturas murales de la injusticia que muchas veces preferimos ignorar.

Nombrar a nuestros muertos es tan importante en las tierras del silencio que este libro se convirtió en parte fundamental de los ritos funerarios en algunas partes de La Montaña de Guerrero. Porque para honrar a nuestros difuntos es necesario ofrecerles justicia. Para llamarlos debemos colocar en la ofrenda, entre chocolate y cempaxúchitl, la flor de la dignidad, para compartirla con los que parten pero también con los que viven y luchan.

“Traigo esta lengua de arranca muertos,/ este colibrí para encontrar tu hueso,/ para medir los gusanos de la rabia/ y esparcir el polvo de tu carne/ entre los platanares,/ en los cafetales,/ en los labios de la muchacha que quisiste,/ en doquier que anduvo tu ánima,/ traigo una tristeza que entregué a la tierra,/ una vela para encender la piel,/ tres botellas que curen tu boca/ y una bala para buscar tu nombre”.

*Cicatriz que te mira (Tsína rí nàyaxà’)

63 pp. Ciudad de México: Pluralia, 2018

Hubert Matiúwàa (Guerrero, México, 1986)

*Lu Schaffer, escritora

Hubert Matiúwàa. Fotos de Oscar Ricardo Muñóz Castro.