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En 2019, la banda jalisciense de etno-rock Ampersan, lanzó su canción Cuando muere una lengua, segundo sencillo de su álbum 6 conejo en colaboración con Rubén Albarrán de Café Tacuba. La canción es una musicalización del poema de Miguel León Portilla producida por Last Jerónimo.

Cuando muere una lengua, las cosas divinas, estrellas, sol y luna; las cosas humanas, pensar y sentir, no se reflejan ya en ese espejo.

La potencia del mensaje contenido en este poema musicalizado nos permite dimensionar que existen otras realidades que nunca pudimos conocer, que lo que no se nombra no existe y que eliminamos de nuestro imaginario colectivo los orígenes de nuestra cosmovisión.

Cuando muere una lengua todo lo que hay en el mundo, mares y ríos, animales y plantas, ni se piensan, 

ni pronuncian con atisbos y sonidos que no existen ya.

Hace unos días tuve la oportunidad de platicar con Cindy Oliveros Cortés, directora de asuntos indígenas del municipio de Tepoztlán quien me compartió que en México tenemos 68 lenguas maternas, lenguas indígenas, con 364 variantes. Entre las más importantes están el náhuatl, maya, mixteco, zapoteco, tzotzil, tzeltal y Otomí. En Morelos, la lengua materna principal es el náhuatl y se habla principalmente en Tepoztlán, Cuautla, Cuentepec, Xoxocotla y Hueyapan.

Cindy me comparte que son las mujeres indígenas quienes se han dado a la tarea de preservar la lengua de generación en generación a sus hijas e hijos, “eso ayuda a que la lengua no se extinga de manera definitiva (…) 2019 fue declarado como el año internacional de la lengua materna porque desafortunadamente se están perdiendo”.

De sobra sabemos el impacto de la colonización en la construcción de nuestra identidad, la vergüenza instalada por ser diferentes y no hablar el mismo idioma. Sin embargo, los últimos años se empiezan a ver de manera más presente los esfuerzos institucionales, (impulsados por los pueblos originarios), de promover acciones de rescate y reproducción de la lengua materna.

“Una de las actividades que debemos impulsar es que la juventud se interese nuevamente por la lengua nativa de sus padres, sus abuelos, de las personas de sus comunidades, sobre todo en las comunidades indígenas que desafortunadamente se está perdiendo a pesar de que nos auto adscribimos como indígenas por habitar una comunidad catalogada como tal (…) es por eso que se busca el rescate y la conservación como de la lengua materna como de los usos y tradiciones que nos dan identidad”.

Entonces se cierra a todos los pueblos del mundo, una ventana, una puerta. Un asomarse de modo distinto a las cosas divinas y humanas,

a cuanto es ser y vida en la tierra.

A partir de noviembre del 2023 en el ayuntamiento de Tepoztlán se imparte un curso de náhuatl todos los jueves de 4 a 6 de la tarde abierto a la población.

Atisbos de pertenencia e identidad se hacen indispensables en estos tiempos de desesperanza e individualismo donde la muerte violenta se ha convertido en la única certeza cotidiana.

Cuando muere una lengua, sus palabras de amor, entonación de dolor y querencia, tal vez viejos cantos, relatos, discursos, plegarias, nadie cual fueron

alcanzarán a repetir.

Cuando muere una lengua, ya muchas han muerto y muchas pueden morir. 

Espejos para siempre quebrados, sombra de voces para siempre acalladas:

la humanidad se empobrece.

Gracias Ampersan por rescatar este llamado a través de la música.

Un dibujo de una persona

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Cuando muere una lengua la humanidad se empobrece

Jessica Rivera Hamed

En 2019, la banda jalisciense de etno-rock Ampersan, lanzó su canción Cuando muere una lengua, segundo sencillo de su álbum 6 conejo en colaboración con Rubén Albarrán de Café Tacuba. La canción es una musicalización del poema de Miguel León Portilla producida por Last Jerónimo.

Cuando muere una lengua, las cosas divinas, estrellas, sol y luna; las cosas humanas, pensar y sentir, no se reflejan ya en ese espejo.

La potencia del mensaje contenido en este poema musicalizado nos permite dimensionar que existen otras realidades que nunca pudimos conocer, que lo que no se nombra no existe y que eliminamos de nuestro imaginario colectivo los orígenes de nuestra cosmovisión.

Cuando muere una lengua todo lo que hay en el mundo, mares y ríos, animales y plantas, ni se piensan, 

ni pronuncian con atisbos y sonidos que no existen ya.

Hace unos días tuve la oportunidad de platicar con Cindy Oliveros Cortés, directora de asuntos indígenas del municipio de Tepoztlán quien me compartió que en México tenemos 68 lenguas maternas, lenguas indígenas, con 364 variantes. Entre las más importantes están el náhuatl, maya, mixteco, zapoteco, tzotzil, tzeltal y Otomí. En Morelos, la lengua materna principal es el náhuatl y se habla principalmente en Tepoztlán, Cuautla, Cuentepec, Xoxocotla y Hueyapan.

Cindy me comparte que son las mujeres indígenas quienes se han dado a la tarea de preservar la lengua de generación en generación a sus hijas e hijos, “eso ayuda a que la lengua no se extinga de manera definitiva (…) 2019 fue declarado como el año internacional de la lengua materna porque desafortunadamente se están perdiendo”.

De sobra sabemos el impacto de la colonización en la construcción de nuestra identidad, la vergüenza instalada por ser diferentes y no hablar el mismo idioma. Sin embargo, los últimos años se empiezan a ver de manera más presente los esfuerzos institucionales, (impulsados por los pueblos originarios), de promover acciones de rescate y reproducción de la lengua materna.

“Una de las actividades que debemos impulsar es que la juventud se interese nuevamente por la lengua nativa de sus padres, sus abuelos, de las personas de sus comunidades, sobre todo en las comunidades indígenas que desafortunadamente se está perdiendo a pesar de que nos auto adscribimos como indígenas por habitar una comunidad catalogada como tal (…) es por eso que se busca el rescate y la conservación como de la lengua materna como de los usos y tradiciones que nos dan identidad”.

Entonces se cierra a todos los pueblos del mundo, una ventana, una puerta. Un asomarse de modo distinto a las cosas divinas y humanas,

a cuanto es ser y vida en la tierra.

A partir de noviembre del 2023 en el ayuntamiento de Tepoztlán se imparte un curso de náhuatl todos los jueves de 4 a 6 de la tarde abierto a la población.

Atisbos de pertenencia e identidad se hacen indispensables en estos tiempos de desesperanza e individualismo donde la muerte violenta se ha convertido en la única certeza cotidiana.

Cuando muere una lengua, sus palabras de amor, entonación de dolor y querencia, tal vez viejos cantos, relatos, discursos, plegarias, nadie cual fueron

alcanzarán a repetir.

Cuando muere una lengua, ya muchas han muerto y muchas pueden morir. 

Espejos para siempre quebrados, sombra de voces para siempre acalladas:

la humanidad se empobrece.

Gracias Ampersan por rescatar este llamado a través de la música.

Un dibujo de una persona

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