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Las artes escénicas morelenses han contado con valiosas agrupaciones que continuamente viajan al extranjero, invitadas a presentar sus obras musicales, teatrales, dancísticas y performativas. Sólo a manera de ejemplos recientes, ubico a las bandas La Bolonchona y La María Cantú, al grupo musical Tembembe, al clown Aziz Gual, a la compañía Teatro Súbito. Añadamos por esta vez, a la compañía teatral Mulato Teatro, fundada por Marisol Castillo y Jaime Chabaud, quienes en el 2014, dieron un giro a sus producciones, al darles ejes identitarios propios, al ser una afrodescendiente y otro euro descendiente. Sus dos hijos mulatos son evidencia de la mezcla y sincretismo de buena parte que campea por América Latina.

El principal interés de la compañía Mulato Teatro es promover espectáculos que permitan visibilizar, reconocer y valorar el pasado y presente de las mezclas culturales y étnicas de México (con sus tres raíces: la indígena, la europea y la africana). También busca la reflexión acerca de la aceptación de la persona misma, de sus raíces, amén de fomentar la inclusión y la diversidad cultural de todo aquel grupo que permanezca en vulnerabilidad.

Mulato Teatro decidió sentar raíces en Morelos, en medio de la región cañera a la que llegaron por siglos, millares de africanos esclavizados por hacendados de la región. Al mismo tiempo, esta compañía ha ido incorporando temáticas, temas y dramas de la historia regional y de México, como de la vida virreinal y esclavizada, creando, haciendo dramaturgias, produciendo obras y presentándolas ahí en su sede de Ticumán. Aún más, se ha asociado estratégicamente con jóvenes locales que hacen teatro, para incursionar y me atrevo a decir, consolidar, una vertiente de teatro comunitario, de amplio espectro, que se ha venido convirtiendo en alternativa de vida para varios jóvenes participantes.

Sus impulsores han tenido que realizar trabajo pedagógico teatral, con clases aisladas de fin de semana hasta que, en 2019 los participantes del grupo Vía Crucis (últimos en integrarse al proceso, apelaron por un proceso artístico que derivara en una puesta en escena. Resultó de eso la obra de Teatro Comunitario-Campesino denominada Estampas zapatistas, la cual se volvió todo un fenómeno en el estado atrayendo prensa nacional e internacional (España y Cuba). Ese mismo año recibieron la presea Emiliano Zapata por su labor cultural y aportación al municipio de Tlaltizapán y al Estado de Morelos. Hace unos días una obra de Jaime Chabaud fue puesta en escena por una compañía teatral texana. Otra más se presenta en estos días en Francia.

Este año recibieron una invitación de los organizadores del prestigiado Festival de teatro alternativo, a realizar en Bogotá, Colombia, del 21 al 31 de marzo, y que se realiza bienalmente. Les solicitaron una puesta escena precisamente de la obra Estampas zapatistas, por su concepción, tema y forma comunitaria de realización. Hoy están allá, y han logrado ir, gracias al apoyo buscado y conseguido por sus integrantes, de la comunidad agradecida por su quehacer insistente, cotidiano, que da sentido a la vida, a nuestras vidas.

En tiempos de nuestro país, en que parecen imposibles estas grandes producciones desde los pueblos, y como lo mostré la semana pasada, en que los más bajas retribuciones las reciben quienes trabajan en teatro, dentro de las actividades artísticas, debemos valorar como un gran logro el que les inviten, les consientan, les apoyen, pues mucho lo merecen. ¡Larga vida a Mulato Teatro y a sus integrantes!

Imagen cortesía del autor