loader image

Antulio Sánchez

Los algoritmos están presentes en un sinfín de actividades que llevamos a cabo todos los días. Nuestros dispositivos de conexión a internet, como computadoras de escritorio, smartphones, tabletas y laptops están equipados de infinidad de algoritmos. El uso de un procesador de textos o de los servicios de correo electrónico, los sitios que visitamos o las plataformas preferidas que tenemos, no son entendibles sin los algoritmos. 

El gran despegue de los algoritmos se dio con internet y,posteriormente, con la inteligencia artificial que no puede prescindir de los mismos. Un ejemplo de algoritmo es el PageRank de Google, creado en 1998. Lo que lo hizo particular (y seguramente fue uno de los motivos del éxito de dicho buscador) es que ordena los resultados de una búsqueda según su importancia y relevancia, haciendo de sus resultados un mecanismo «neutral» de los resultados de búsqueda. El PageRank permite ver en los primeros resultados de una búsqueda, los sitios web más importantes, que son elegidos por ser los más linkeados por otros sitios web.

Los algoritmos se definen como instrucciones que las computadoras ejecutan en secuencia para producir resultados específicos, como calcular la trayectoria de un vehículo autónomo, cuándo debe disparar sus cohetes una nave espacial o dar respuesta a una petición del ranking que ocupa un determinado sitio. A pesar de que el algoritmo está presente en todas las computadoras y otros artefactosdigitales, no es algo nuevo.

El término algoritmo fue acuñado por Al-Juarismi, un matemático, astrónomo y geógrafo persa musulmán, que vivió aproximadamente entre los años 780 y 850. La palabra algoritmo se asocia con las matemáticas, pero no siempre se necesitan números para que exista, ya que una serie de instrucciones que permiten solucionar cualquier cosa, o incluso que faciliten conocer el funcionamiento de algo es una especie de algoritmo; por ejemplo, el manual de instrucciones de un electrodoméstico o las indicaciones para llevar a cabo algo con una secuencia de pasos se puedendefinir como «similares» a un algoritmo.

Los algoritmos le indican a un smartphone los pasos que debe hacer para llevar a cabo una tarea. Redes sociales como Facebook y buscadores como Google, tienen algoritmos queresultan de complejas fórmulas matemáticas con cientos de miles y hasta millones de instrucciones. Pero a pesar de ser enormes en su extensión y configuración, siempre responden al mismo proceso básico: «si pasa entonces haz tal cosa, y si esto sucede entonces haz la siguiente. Si pasa esta otra situación, entonces ejecuta el siguiente plan», y así sucesivamente se gestan las reglas algorítmicas.

Hay dos grandes tipos de algoritmos: cualitativos y cuantitativos. Los cualitativos son los que describen los pasos a seguir usando palabras (instrucciones verbales) y son ejecutados por personas, como una receta de cocina. Los cuantitativos, en cambio, usan cálculos digitales y son ejecutados por una máquina, como extraer la raíz cúbica o cuadrada de un número que ejecuta una calculadora. Las computadoras, gracias a la potencia de sus procesadores, permiten simular datos como secuencias de bits y ejecutar millones de operaciones algorítmicas en un segundo para distintas tareas como navegar o buscar en internet, escribir un texto en Word o postear algo en Facebook.

Los algoritmos están abocados a ser imprescindibles, sobre todo en estos tiempos que se extiende la denominada inteligencia artificial, la cual requiere de infinidad de datos (big data) y de algoritmos, de sofisticadas y robustas instrucciones, para procesar dicha información. Por ello, en la medida que más se extienda la inteligencia artificial más irradiados estarán los algoritmos. 

Pero no debemos irnos con la finta de que los algoritmos son infalibles. Ningún algoritmo es perfecto y todos tienen sus ventajas y desventajas. El problema es que una gran cantidad de los mismos están relacionados con diversos aspectos que tienen que ver con situaciones sociales diarias, los mismos tienen un poder en la vida pública. Néstor García Canclini ha referido en su libro Ciudadanos reemplazados por algoritmos, que la vida pública ya está colonizada de algoritmos. Él dice: «Nuestras opiniones y comportamientos, capturados por algoritmos, quedan subordinados a corporaciones globalizadas. El espacio público se vuelve opaco y lejano. La desciudadanización se radicaliza, mientras algunos sectores se reinventan y ganan batallas parciales: por los derechos humanos, por la equidad de género, contra la destrucción ecológica y otras».

El problema es que las grandes plataformas son las que propagan y afianzan sus algoritmos, desde las que usan servicios como Uber, las redes sociales o las mismas plataformas estilo Airbnb o las que permiten conocer el tráfico o la ubicación de determinado sitio vía GPS. En tal sentido estamos por un lado inmersos en un mar de algoritmos necesarios para orientarnos en la vida diaria, pero en donde la mayoría de los mismos permiten recopilar datos que son gestionados por firmas globales con sede en diversos países occidentales e incluso asiáticos. Hoy todo parece ser descifrable por los algoritmos. 

Como dice Yuval Noah Harari, todo es algoritmo, nosotros mismos somos algoritmos: «las emociones y deseos son en realidad algoritmos bioquímicos, por lo cual no hay razón alguna por la que las computadoras no puedan descifrar dichos algoritmos y hacerlo mucho mejor que cualquier Homo sapiens». Pero los algoritmos la invadir todos los ámbitos de la vida, afectan aspectos relacionados con los derechos básicos de los humanos, y eso no tiene ninguna perspectiva de solventarse en el devenir. 

@tulios41

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *