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Entre las razones por las que la humanidad se dieragobiernos que, a la larga, conformaran Estados se encuentra, en primer lugar histórico, la protección de los individuos, de su forma de ganarse la vida y sus propiedades. Los gobiernos son quienes administran la organización y los recursos de un Estado, que lo conformamos todos, junto con sus recursos, territorio, leyes e instituciones.

El ciudadano común no puede hacerse justicia por mano propia y está en su genuino derecho exigir que sea el Estado quien lo proteja y vele por sus intereses, por eso, cuando esto falta, se puede pensar en que el Estado es fallido, expresión que suele disgustar a políticos y gobernantes pero del que, en realidad, también es responsable la propia ciudadanía,principalmente por no demandar que se cumpla el pacto social, por tolerar situaciones inadmisibles y por mirar a otro lado cuando se tiene enfrente la evidencia de que algo está muy mal.

En este sentido, la violencia y la inseguridad suelen ser buenos indicadores tanto de las necesidades económicas de sectores de la población, como de la laxitud en el cumplimiento de las obligaciones de gobierno que puede existir por parte de las autoridades.

En nuestro país, y en Morelos, la criminalidad y la tasa de homicidios parecen apuntar hacia “el solapamiento al crimen organizado por parte de organismos gubernamentales, y los conflictos entre los grupos criminales, […] a la impunidad yla enorme incapacidad del estado para procurar y administrarjusticia”, como escribió ayer en estas páginas el investigador del CRIM/UNAM en Morelos, Héctor H. Hernández Bringas.

Es cierto que, como dice Hernández Bringas, la criminalidad se nutre de la desigualdad y la falta de oportunidades laborales y de acceso a la educación de miles de personas, pero la fomenta y la hace prosperar un Estado que parecieraestar coludido con ella por su ineficacia para combatirla y castigarla.

Si no fuera así, sería difícil explicar la forma en que ha prosperado el crimen -y la violencia que conlleva- en nuestro país. En lo que va del siglo, México ha experimentado el mayor crecimiento de homicidios en la zona de América Latina y el Caribe, que es la más homicida del mundo.

Por su parte, “la tasa de homicidios de Morelos es el doble de la tasa nacional. Si el nivel de nuestro estado se compara con otros países, estaría por encima de Honduras, El Salvador, Jamaica y Venezuela, países con proverbiales altos grados de violencia”, nos informa Héctor Hernández.

“Si en el país este fenómeno ha tenido un crecimiento muy importante en los últimos tres lustros, en Morelos ha sido mucho más pronunciado. Entre 2007 y 2021 el país multiplicó por tres su tasa de homicidios, pero Morelos la multiplicó por ocho. A partir de 2018 el homicidio nacional se ha estabilizado en niveles altos, pero no así en Morelos: en 2021 rompió récord con 1200 homicidios, es decir, 3.3 asesinatos diarios en la entidad.

“¿Qué datos veremos para 2022?: ciertamente no una reducción. Con cierre al mes de noviembre, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta para el estado 955 homicidios dolosos, pero la cifra que ofrece ese organismo normalmente es subestimada en alrededor del 20 por ciento, con respecto a la información final que ofrece el INEGI. Así que para el año que acaba de terminar es muy probable que nuevamente se rompa el récord de homicidios en la entidad.”

Nada de esto debe entrar en la normalidad de nuestras vidas, éstos son indicadores de que algo está muy mal en Morelos y de que las cosas tienden a ponerse peor.

Zafra

Para los anales de la tragicomedia política mexicana: defenderse contra alegatos de abuso de poder… pistola en mano.

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