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Esta es la historia de unos campesinos que hicieron una revolución para no cambiar. Así inicia John Womack Jr. su libro: Zapata y la Revolución Mexicana.

En Jojutla donde se quedaron a vivir algunos de los soldados y comandante zapatistas que habían nacido ahí mismo y que heredaron a sus hijos y sus nietos, quienes se convertirían en ciudadanos, maestros, comerciantes, médicos, choferes, albañiles, trabajadores del ingenio Emiliano Zapata del vecino Zacatepec, pero muchos de ellos decidieron seguir siendo campesinos, aun después de haber estudiado y ya siendo profesionistas.

Esos fallecidos generales y comandantes zapatistas lucharon con Zapata, Próspero García, uno de ellos, platicaba orgullosamente que entró con el General Zapata cuando tomaron la Ciudad de México, pero regresaron a Jojutla para morir ahí con más de 100 años de edad. Otro de los generales zapatistas que heredó su nombre al auditorio municipal de Jojutla, Juan Antonio Tlaxcoapan, fue Regidor de Jojutla ante el Ayuntamiento de Tlaquiltenango, cuando Jojutla era parte de Tlaquiltenango en 1813. Paradójicamente sería fusilado en el atrio de la parroquia de Santo Domingo ahí mismo en Tlaquiltenango en ese mismo año por sus ideas insurgentes. También lleva su nombre el Cebetys número 136 de los Pilares a la entrada de Jojutla y una organización que agrupa a campesinos cañeros del estado.

Varios de sus herederos viven por aquí en Jojutla, unos de sus nietos en esta calle Allende de la Colonia Cuauhtémoc, como de 187 metros de extensión de la calle 18 de marzo a la entrada a la Unidad Higuerón del Infonavit. Este nieto del General Próspero García ha vivido aquí desde hace 73 años. Él y los vecinos de la calle Allende permitieron la entrada y salida de los servicios de agua y sanitarios a la Unidad Higuerón del Infonavit y a los materiales para su reconstrucción después del sismo de 2017. Sus vecinos de calles paralelas no quisieron. Esto les afectó mucho a los vecinos de la calle Allende, pues la entrada y salida de materiales, cargueros y hasta cañeros fue deteriorándola. Esto comenzó a generar el reclamo y petición de los vecinos de la calle al alcalde de Jojutla: que se reparara y pavimentara la calle con concreto. Sin embargo, había algunos vecinos, como este nieto materno de aquel General Zapatista, Próspero García, que junto con otros vecinos de esta calle se negaban a cambiar el empedrado por pavimento. Estos familiares zapatistas alegaban, que ellos habían traído las piedras del río y habían contribuido a la construcción del empedrado de la calle Allende. Ellos argumentan que el pavimento lo único que va a lograr es que aumente el calor de Jojutla—que vaya que hace calor en Jojutla, esta semana la temperatura máxima será de 38 grados Celsius y apenas es marzo—. Alegan que, en medio de ese calor, la calle empedrada es más fresca que las de sus vecinos de las calles adyacentes, precisamente porque está empedrada, además que filtra el agua de lluvia por el empedrado, eso es lo que ha permitido ese gran árbol de esta calle que la gente busca para guarecerse del calor.

Estos familiares de estos generales zapatistas saben que seguramente es una lucha perdida, porque hasta intentaron ampararse para que no pavimenten su calle con concreto, pero el mes próximo, seguramente, pavimentarán la calle. Y, sin embargo, no aceptan al pavimento, no quieren cambiar, creo yo porque una de las herencias de Zapata fue la tierra y quizás ellos inconscientemente buscan mantener el empedrado de su calle, no solo porque la calle será más fresca, sino también porque la memoria de su herencia zapatista sea más fresca. Después del terremoto de 2017, que aquí mismo en esta calle Allende padecieron algunos vecinos la pérdida de sus casas y la vida de algunos de sus moradores, se emprendió una reconstrucción de toda la ciudad, esta tragedia que padecieron también muchos vecinos de Jojutla de la colonia Zapata, de aquellas colonias aledañas a la ribera del Apatlaco y de aquel puente de ese nombre tan poético “El Puente de los Suspiros”, hasta de propio palacio de gobierno municipal. Por esta tragedia del terremoto de 2017 se emprendió esa gran reconstrucción y decidieron que un símbolo apropiado de ese resurgimiento, de Jojutla sería el “Ave fénix”, una escultura que encontramos ahora a la entrada de Jojutla.

Y sin embargo, algunos vecinos de la calle Allende de la colonia Cuauhtémoc de Jojutla no quieren cambiar pavimento por el empedrado de su calle Allende, como sus antecesores, sus abuelos zapatistas que hicieron una revolución para no cambiar.