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Una vez más López Obrador nos visitó. Una vez más no escuchó al pueblo de Morelos. Una vez más, justificó su defensa del gobernador como lo han hecho los políticos del PRI, del PAN, del PRD: frente a la reiterada rechifla en contra del gobernador de los asistentes a la reapertura y restauración del Palacio de Cortés, nuestro presidente respondió con la misma pobreza de sus antecesores: “miren a lo mejor no les va a gustar, pero lo quieran o no lo quieran, ya saben que yo siempre digo lo que pienso y que mi pecho no es bodega. Y no podemos pensar todos de la misma manera, ni en la familia […] somos plurales y eso es la democracia: no hay pensamiento único, cada quien piensa libremente… Yo pienso que es un gran gobernador…” (AMLO, La Jornada, sábado 10 de febrero) Y en ese momento arreciaron los abucheos contra el mandatario local… [Y López Obrador volvió a señalar] “Ya les dije no me importa, y me consta porque todo lo que hemos hecho en Morelos, lo hemos hecho juntos… Ustedes no saben lo que he padecido en otros estados con otros gobiernos estatales… ellos hacen todo por bloquear las acciones del gobierno federal.” Los argumentos de López Obrador son pobres, muy pobres y traicionan sus principios, empezando porque su defensa del gobernador es simplemente porque lo ha apoyado políticamente, es decir, puede soslayar, ignorar, todos los reclamos en contra del gobernador por “razones políticas”, como lo han hecho históricamente todos aquellos que critica y todo aquello por lo que él dijo que iba a luchar. Le recuerdo una frase muy dura, expresada por uno de sus grandes modelos de su gobierno. Benito Juárez dijo: “Malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan”. (https://www.pinterest.com/pin/346706871306503895/)

El presidente de México se equivoca. No es suficiente admitir que los morelenses pensamos distinto que él y que esto es la democracia. Cuando un gobernante no escucha a su pueblo no es un demócrata.

Otra de las pobres expresiones del presidente fue venir y decir: “[reconocer] que hay una crisis de inseguridad en la entidad y afirmó que está seguro de que la paz se consigue con justicia y atendiendo las causas del problema… Aquí hay violencia; necesitamos acabarla, pero no con la ley del talión, como quieren los conservadores… No, hay que atender las causas, la paz es fruto de la justicia… No se puede enfrentar la violencia con la violencia, no se puede apagar el fuego con el fuego… el mal hay que enfrentarlo haciendo el bien.” (A. Sánchez J., La Jornada, febrero 10, 2024), pero también luchando contra la corrupción que él mismo ha señalado formalmente. Una vez más este es un argumento muy pobre para enfrentar la inseguridad y la violencia que vivimos en Morelos.

López Obrador escribió en el primer documento público sobre la seguridad y la paz, aun siendo presidente electo, en el Plan Nacional de Paz y Seguridad (PNPS, 2018): “La política de seguridad reduce el fenómeno delictivo a los llamados delitos violentos y algunas expresiones de criminalidad organizada. Pero ha dejado de lado a los llamados ‘delitos de cuello blanco’. La extensión y el poder de los grupos criminales en México sólo pueden entenderse por la corrupción y las redes de complicidad institucional… una de las condiciones fundamentales para hacer frente a la inseguridad y la violencia es erradicar la corrupción, con lo cual los índices delictivos se reducirán en forma sustancial… hay que tipificar la corrupción como delito grave”. (A. M. López Obrador, 2018, PNPS 3) Asimismo, señalaba en el PNPS: “Es indispensable formular nuevos paradigmas de seguridad nacional, interior y pública, prevención del delito, procuración e impartición de justicia… adoptar modelos de justicia transicional que garanticen los derechos de las víctimas…”. Podría rendirnos cuentas en Morelos que ha hecho para combatir la corrupción y las redes de complicidad institucional relacionada con la violencia que vivimos, para escuchar a las víctimas, para ofrecer una justicia transicional y no la ley del talión.

Y va a entregar el poder, pero no solo presidencial, sino también este apoyo que hoy expresa y que no comparte el pueblo de Morelos. Yo creo que debería de escucharnos porque este reclamo de los ciudadanos hoy se va a expresar en las votaciones del próximo 2 de junio y no vaya a ser que lo sorprenda que esta diferencia de opinión resulte en una derrota de su candidata a la gubernatura de la entidad, como ya ocurrió en las pasadas elecciones de la alcaldía de Cuernavaca, cuando perdió su candidato y ganó el candidato del PAN. Espero que no sea así, pero en la alcaldía de Cuernavaca con su propuesta de candidato por Morena, creo que así será: Morena no ganará la alcaldía de Cuernavaca.