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Los resultados en las recientes elecciones en Argentina nos dejan muchas lecciones de las cuales debemos aprender y sobre todo actuar para evitar esos escenarios quienes nos consideramos de izquierda o progresistas. Uno de los errores cometidos por las izquierdas a nivel mundial ha sido abandonar sus campos tradicionales de lucha, la calle, los barrios de trabajadores y campesinos, para encerrarse en los centros académicos, de vital importancia, pero de poco impacto en la realidad social de las mayorías populares.

El distanciamiento de la izquierda de los sectores populares ha sido aprovechado en distintos países por la ultraderecha, para ganar espacios en gobiernos locales, llegando incluso a ocupar gobiernos nacionales, como en Hungría, el Brasil de Bolsonaro o el reciente triunfo de Milei en Argentina. Además de ello recordemos ejemplos como España o Italia, en donde regiones que por décadas fueron bastiones decididos de la izquierda comunista o de la socialdemocracia, hoy están en manos de la derecha reaccionaria. ¿Esto qué tiene que ver con Morelos? Aparentemente nada, pero como he señalado en columnas anteriores, la política en el Estado ha sido cooptada por intereses de una clase política ajena a Morelos. Así como existe una derecha política en pie de lucha contra el gobierno actual, esta lo hace de manera institucional. No obstante, también existe una derecha reaccionaria, tanto católica como evangélica, que busca acceder a la política nacional.

Ciertamente lo que pasa en los países mencionados, aún está lejos de suceder en México o en Morelos, la ultraderecha todavía no cuenta con un partido importante que los represente o un dirigente que los aglutine. Pero eso no significa que no pueda suceder. Una primera llamada de atención son los partidos políticos cercanos a las agrupaciones evangélicas que defienden un conservadurismo a ultranza en asuntos relacionados con la sexualidad y la familia. Y aunque hoy uno de sus dirigentes diga que le dan risa las declaraciones del gobernador, los morelenses no olvidamos que él lo apoyó para ocupar ese puesto.

Afortunadamente los partidos evangélicos no han logrado atraer a un número importante de simpatizantes como para convertirse en una preocupación real. Además de que en la mayor parte del país han perdido su registro ante las autoridades electorales. No obstante, el que actualmente no cuenten con el apoyo no significa que eso se mantenga en un futuro, sobre todo cuando la izquierda comienza a alejarse de las causas sociales y de aquellos que los llevaron al gobierno.

Hubo una época en que la religión y la política ligada a las causas populares era una realidad en América Latina. La opción preferencial por los pobres de la Teología de la Liberación en donde Cuernavaca y don Sergio Méndez Arceo fueron figuras de primer orden. Sin embargo, también hay que señalar que los sectores más conservadores de la iglesia católica tampoco han sido actores pasivos. Por el contrario, ellos presentaron una resistencia abierta y combativa a la Teología de la Liberación e hicieron todo lo posible para borrar su obra y olvidar su legado.

No, Morelos no es Argentina, y la ultraderecha aun no representa un problema serio para nuestro estado, pero ignorar su existencia y no atender las lecciones que está viviendo el progresismo y la izquierda en otras latitudes, brindará oportunidades a que los grupos ultraconservadores crezcan y comiencen a ocupar carteras en los gobiernos. Una ventaja y a la vez desventaja que frena el crecimiento de tendencias e ideologías en México respecto a otros países, es que las preferencias electorales generalmente son enfocadas hacia la persona y no a los partidos. A pesar de todo, todavía no hemos podido dejar atrás la etapa de los caudillos, pero a nuestro favor, aún se mantiene la desconfianza hacia las formaciones políticas ligadas al conservadurismo religioso. Ojalá eso dure mucho tiempo.

*Historiador