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Cuando se levantaba la contingencia por la pandemia, a Don Goyo le dio por aclarar la garganta y nos mandó de nuevo a casa, incluso en algunas zonas se volvieron a suspender clases presenciales para hacerlas a distancia.

Ahora, los vientos, los aguaceros y desde luego, el sol, han logrado limpiar el aire, y nos avisan que ya lo podemos respirar con confianza. Muchos retomarán sus paseos dominicales tan añorados.

Incluso los ciclistas están de fiesta porque podrán reanudar a partir de hoy sus tradicionales rodadas que, dicho sea de paso, ayuda a disminuir el tránsito de automotores en Cuernavaca pues muchos prefieren no enredarse por las desviaciones y cortes a las vialidades que se implementan para habilitar el paso de los ciclistas, que ayer celebraron el Día Mundial de la Bicicleta.

Muchos tendremos que adaptar nuestro paseo en el Centro para disfrutar una nieve porque, hasta nuevo aviso, estará cerrada la Plaza de Armas por el “crack” que sufrió su “parquet” y que aún nos tiene asombrados. Algunos dicen que las culpables fueron las lluvias, otros, culpan al sol inmisericorde que ha brillado en los últimos días, hay otros que piensan en auditorías a administraciones pasadas y otros más que se imaginan un socavón en el que podrían desaparecer adversarios políticos o algún desprevenido que pase por ahí pisando con demasiada enjundia.

El caso es que está cerrada la Plaza de Armas y nosotros, tan de costumbres como somos, seguramente atiborraremos las calles aledañas buscando una sombra antes de que se derrita la paleta de hielo.

Es bueno gozar de algo de normalidad, incluso cuando nos adaptamos a la anormalidad, como será este paseo dominical en el centro, alrededor de la Plaza de Armas, y no en ella.

Es la gente que recobra sus espacios públicos y reivindica su pertenencia a la misma comunidad, gocemos y recordemos que eso es lo que somos: una comunidad y que aprovechamos los domingos para reencontrarnos con la familia y los vecinos, aunque -ya sea a pie o en bicicleta-, las ideas se nos evaporen bajo este sol de hierro fundido que parece querer vengarse de tanto encierro.

Disfrutemos el domingo, y, si podemos, dejemos los problemas para los días hábiles.

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