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Ángeles Cruz Martínez / La Jornada

En menos de dos décadas, la mortalidad por enfermedad renal crónica creció 42 por ciento en el mundo y las previsiones de expertos señalan que en los siguientes 15 años se ubicará como la quinta causa de defunción, advirtió Nadia Saavedra, especialista en nefrología.

Dijo que la mayoría de afectados tienen como antecedente la diabetes y/o hipertensión arterial, padecimientos de alta prevalencia en México, aunque el embarazo también es un factor de riesgo. Es, de hecho, la principal causa de lesión renal aguda; es decir, al término del periodo de gestación el funcionamiento de los riñones se recupera.

En algunos casos, comentaron especialistas a este diario, el problema persiste y se vuelve crónico.

En conferencia con motivo del Día Mundial del Riñón que se conmemora el 14 de marzo, Saavedra comentó que durante el embarazo la falla renal está asociada a la preclampsia y uno de los síntomas principales es la hipertensión. Esta condición puede provocar muerte intrauterina y perinatal, retraso en el crecimiento del producto, parto pretérmino, bajo peso al nacer que, a su vez, predispone al desarrollo de diabetes, afecciones cardiovasculares y enfermedad renal crónica en la etapa adulta.

En las mujeres, la falla renal puede ser causante de infertilidad y hay mayor riesgo de complicaciones en las terapias de sustitución del funcionamiento renal (diálisis), indicó.

En México, la enfermedad renal crónica afecta a 12.2 por ciento de la población y de acuerdo con investigaciones científicas, en el país se registran alrededor de 45 mil nuevos casos al año y se estima que 16 millones de individuos viven con el padecimiento, pero la mayoría lo desconoce.

Cuando los afectados solicitan atención en las áreas de urgencias de los hospitales, se hace el diagnóstico, pero ya se encuentran en los estadios más avanzados, cuando lo único que queda para ofrecerles son las terapias de sustitución del funcionamiento renal.

La especialista destacó la importancia de obtener diagnósticos tempranos, ya que existen alternativas terapéuticas para retrasar la progresión del padecimiento.

 

Foto Guillermo Sologuren / Archivo La Jornada