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Tras la aprobación de la nueva Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (LGHCTI) el año pasado, en sustitución de la Ley de Ciencia y Tecnología, los científicos mexicanos y residentes en México enfrentan un panorama de “profunda” incertidumbre este año.

Brenda Valderrama, investigadora del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Morelos y miembro de la Academia de Ciencias, expresó a La Jornada Morelos que, aunque la ley fue impugnada ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por deficiencias de forma y fondo, las fallas son tan graves que, aún sin derogarse, los criterios de aplicación serán dispares para diferentes personas o instituciones, lo cual es problemático.

Valderrama explicó que actualmente existen más de 700 amparos contra la ley, algunos ya concedidos. La ley impactará áreas clave como el fomento y financiamiento de la ciencia, considerada de interés público y por tanto necesitada de impulso e incentivos.

“La incertidumbre actual en otros temas también afectará el financiamiento de la ciencia. Ya hemos experimentado una reducción significativa de fondos, y la falta de financiamiento para proyectos científicos podría empeorar”, comentó.

La investigadora recordó que en Morelos hay cerca de dos mil investigadores que necesitan recursos. Según la última encuesta, solo uno de cada tres considera que dispondrá de fondos suficientes durante este sexenio, lo que tendrá “numerosas” consecuencias.

“Faltará financiamiento para formar nuevos estudiantes e investigadores. Los equipos se volverán obsoletos, y se perderán oportunidades de actualización y de intercambios internacionales. Además, hay una falta de estabilidad en las políticas gubernamentales respecto a ciencia y tecnología”, añadió.

Valderrama también señaló que la reciente reclasificación de instituciones públicas afectó a muchos posgrados, que ahora carecen de becas. A los investigadores activos se les han reducido las áreas de apoyo, quedando solo una docena, y casi ninguna relacionada con la ciencia básica, una de las principales fortalezas de Morelos.

El problema se agrava, según Valderrama, por el cese del apoyo tecnológico a Secretarías como Agricultura, Salud y Semarnat, que antes tenían fondos para investigación en sus áreas específicas. La cancelación de fideicomisos también ha resultado en la pérdida de recursos.

“Estamos viendo una concentración de recursos en muy pocas manos, hablamos de unas pocas docenas de personas frente a dos mil investigadores. Al mismo tiempo, hay una reducción de oportunidades para nuevas áreas o investigadores. Esto agrava aún más la situación que enfrenta la comunidad científica en Morelos”, concluyó