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Una lista muy larga de desaciertos y palos de ciego, sí, palos para las y los trabajadores de la cultura de Morelos, sería un resumen fiel de esta administración en el sector cultural. Primero, anexarla subordinadamente a la secretaría de turismo, bajo el supuesto jamás probado (se sabe exactamente lo contrario), de que el turismo empuja a la cultura y debe liderearla.

Mostró desprecio por quienes con mucha más experiencia estaban capacitados para colaborar en espacios de administración cultural, realizó rotación excesiva de los mismos, dejó sus áreas sin presupuesto y, por si eso fuera poco, les puso jefes ajenos al sector, en múltiples instancias. Perdió, por ignorancia, la posibilidad de obtener diez millones de pesos de la federación, en favor de este sector, omisión no sancionada. Maltrató con pagos excesivamente retardados a quienes había contratado, y en varias veces, solicitó trabajo gratuito, como desde el CC Teopanzolco, mientras pagaba acumuladamente millones de pesos a artistas de fuera, con contratos de empresas comisionistas.

No dejó oportunidad este gobierno de descabezar instituciones, dejarlas sin rectoría (como el CMA) por años, en manos de quienes no tenían pericia técnica ni jurídica para dirigirlas. Tampoco dejó crecer al CMA, al dejarlo en la secretaría de turismo y no pasarlo al sector educativo, en donde pudo haber recibido recursos federales extraordinarios que mucho le hacen falta. Contrató en el CC Juan Soriano a directivos sin perfil idóneo, incluso a uno que compró su doctorado honoris causa.

¡Que se vayan pronto!