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El sentido religioso de la tradicional Feria de Año Nuevo de Jojutla, en honor al Santo Patrón El Señor de Tula, ha venido a menos. Esta festividad, que congregaba gente en procesiones desde el estado de Guerrero y que data de hace 300 años, se ha visto opacada por un sentido comercial debido a la irresponsabilidad e indolencia de todos los involucrados: autoridades civiles, el clero y la sociedad, opina el historiador Jesús Zavaleta Castro.

Autor de diversos ensayos históricos en la entidad, Zavaleta Castro destacó que, a pesar de ser una de las fiestas más antiguas de Morelos y contemporánea de la Feria de Nuestra Señora de Los Milagros de Tlaltenango, la fiesta del Señor de Tula ha perdido en buena medida el elemento religioso y ahora es fundamentalmente comercial. Aunque se siguen realizando los oficios religiosos conmemorativos, ha habido una segregación de la festividad, afectada primero por el sismo de 2017, pero también por la prevalencia de los intereses comerciales.

El historiador critica a los líderes de mercados que privilegian intereses personales y familiares sobre los de la comunidad, ejerciendo un control desmedido de la festividad en términos económicos, lo que, en su opinión, desalienta la participación de visitantes de otras entidades y ha transformado la fiesta tradicional del Señor de Tula en una mera extensión de los mercados del municipio.

Además, señala la responsabilidad de los gobiernos municipales, quienes no han sabido defender el valor cultural de la Feria ante las circunstancias propiciadas por los grupos de poder comerciales.

El historiador también evidencia la omisión de la autoridad religiosa, que ha preferido mantenerse al margen a pesar de que la Feria se originó en las creencias de la comunidad, y la apatía de los mismos vecinos, lo que ha llevado a que ‘El Señor de Tula’ se haya convertido en un elemento decorativo más que en un símbolo de fe.

Zavaleta urgió a reivindicar la festividad como un acto primordialmente de tradición, fe y referente de identidad y, después, de comercio y desarrollo local y regional.

“Para recuperar la tradición de la Feria, es necesario que los jojutlenses se reencuentren, superando la división y sectorización que caracteriza a la sociedad actual. La festividad es uno de los principales puntos de conflicto y desencuentro entre los sectores de Jojutla, representando un reto para construir otra forma de ser, tanto como ciudadanos como sociedad”, opinó.

Respecto a la importancia histórica, Zavaleta explicó que la conmemoración al Señor de Tula ofrece la oportunidad de reflexionar sobre el valor de las fiestas tradicionales en la vida cotidiana de las comunidades y su memoria histórica. Anunció que se definirán actividades relacionadas con las conmemoraciones y reflexiones, incluyendo un congreso sobre fiestas tradicionales.

El especialista resaltó la influencia desde el siglo XIX de El Señor de Tula, marcando una nueva etapa en la historia regional y sentando las bases del desarrollo de Jojutla con la introducción del arroz. La imagen era reconocida más allá de Morelos, con procesiones documentadas desde Iguala. En 1848, Ricardo Sánchez, primer presidente municipal de Jojutla, alineó la festividad del año nuevo con su toma de protesta, estableciendo una nueva tradición el 1 de enero.

 

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Foto: Marco Barberi Rico