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Antimio Cruz

Trotamundos, explorador del lenguaje y de la vida; el escritor francés Serge Pey, considerado uno de los padres de la corriente artística llamada Poesía en Acción, visita esta semana el estado de Morelos. El jueves por la tarde, presentó en la Casona Spencer, del centro de Cuernavaca, su libro narraciones cortas, El tesoro de la guerra de España, en una edición especial de libros únicos hechos a mano por la editorial La Cartonería, que el último día de febrero celebró su 15 aniversario.

Pey, quien el año 2017 ganó el prestigiado Premio Grand Prix de Poesía 2017, otorgado por la Sociedad de Gente de Letras de Francia, vive y trabaja actualmente en Toulouse, Francia, pero ha sido invitado a México por diferentes instituciones y autoridades, como parte de una serie de encuentros, lecturas y performances, en la Ciudad de México, donde busca compartir si manera de vivir la interacción u oleaje entre la vida y el lenguaje, a través de la poesía.

“Mi libro es una reflexión sobre el nacimiento; sobre muchos nacimientos que experimentamos a lo largo de la vida. También es un libro sobre la adecuación entre la vida y el lenguaje”, comenta en entrevista para los lectores de La Jornada, después de leer fragmentos de El tesoro de la guerra de España, donde presenta la vida de su familia refugiada española que vivió en Toulousse, Francia, escapando de la Guerra Civil. Por medio de viñetas e imágenes construidas con palabras habla de la manera como el sembrar un árbol de frutas, el crear un código de mensajes por medio de un tendedero con ropa y otras experiencias entre la alegría y el dolor, lo convirtieron en poeta y fortalecieron su amor por la vida y por la impronunciable iluminación que surge de la poesía.

¿Usted piensa que una joven o un joven que vive en un lugar, como el estado de Morelos, con muchos desafíos de seguridad y pobreza, puede encontrar esperanza en la poesía?— Le preguntó La Jornada Morelos, al fina de la presentación.

— La única esperanza del mundo está en la poesía; ya sea en un lugar, una capital o un país conocido o desconocido. La poesía es la única manera de transformar la presencia de cada uno de nosotros frente a la vida.

Entonces, un joven o una jovencita de Morelos, deben saber que la poesía y la lectura nos sostienen para poder seguir transformando el mundo. De hecho, yo les recomendaría a los jóvenes leer un libro cada semana.

En los libros habita la memoria de la poesía y ese es el camino.

— La mayoría de las personas leemos poesía cuando somos jóvenes y después nos alejamos para enfocarnos en otras lecturas ¿Cómo se mantiene vivo el fuego del amor por la poesía?

— El amor a la poesía se mantiene siempre dentro de las personas que aman. Es una manera de preguntarse ciertas cosas que son muy profundas y que no puede uno preguntarse por otras vías. Un ejemplo de cómo trabaja la poesía es darnos cuenta de que ésta se encuentra siempre en un diálogo con la muerte, preguntándose cosas, pero también la poesía se encuentra todo el tiempo dialogando con la vida y con el amor.

Entonces, el segundo camino de mantener vivo el fuego de la poesía dentro de nosotros es darnos cuenta de que cada día hacemos cosas para renacer de nuestros encuentros con la muerte.

–Usted habló de una idea que le da fuerza y sentido: el trabajo para volver a renacer cada día o el deseo de construir un proceso que le permita una resurrección diaria ¿Todos podemos construir para nosotros una resurrección diaria, aunque no seamos poetas?

–Sí. Ese es un mensaje muy importante para mí. Suena como un mensaje cristiano, pero no estoy hablando de la resurrección de los panteones, pues la gente que ha muerto no es a la que yo me refiero. En mi caso, como poeta, lo que planteo es que hay muchas personas que viven como muertas y lo que quiero decirles es: “hay que vivir, hay que nacer, hay que despertarse”. La poesía no es una cosa de sueños, sino de despiertos. El trabajo diario de la poesía y lo que el poeta debe vivir, de manera central, es usar las palabras para provocar una resurrección diaria.