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Con motivo del próximo Día del Niño, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), recordó algunos datos de su Encuesta Nacional del Sistema de Cuidados (Enasic) de su última edición del 2022.

De acuerdo al Inegi en nuestro país viven alrededor de 36.3 millones de niños de entre cero y 17 años, lo que representa 28.1 por ciento de la población del país. En el sector de menores de entre 6 y 7 años casi el 9 por ciento no asiste a la escuela.

Lo anterior se debe a falta de interés o aptitud para la escuela (43.4 por ciento); falta de dinero o recursos (18.3 por ciento), y problemas personales, como conflictos familiares, con el 7.4 por ciento.

La cosa está un poco peor si bajamos el rango de edad: los niños de 3 a 5 años que no asistieron a prescolar, kinder o primaria representaron 25.7 por ciento de esta población; las razones que pudo identificar el Instituto fueron las siguientes: siete de cada 10 “no tiene necesidad porque está pequeño”, “no puede pagar los gastos escolares”, “no hay centros de educación inicial, guarderías o estancias infantiles”, “los horarios no se ajustan a sus necesidades”, mientras que el 17 por ciento presenta alguna enfermedad o discapacidad.

La Enasic recabó otros datos interesantes sobre dinámicas familiares, conformación de hogares y sociabilidad de los menores mexicanos.

Esta realidad no es nueva, pero desde que contamos con instituciones como el Inegi, se pueden documentar y, si alguien se decidiera, aquí encontraría información para alguna política de gobierno específica.

Aunque es tarea de los especialistas el análisis de todos estos datos, a simple vista se aprecia que año con año se renueva un sector importante de mexicanos que tendrán algún tipo de rezago si es que se llegasen a incorporar al sistema educativo. El factor económico también es evidente.

Es notable que muchas familias mexicanas -y generalmente Morelos sigue las mismas tendencias- tienen que elegir entre comer o mandar a los niños a la escuela; también se puede inferir sin miedo de exagerar que por buscar el sustento muchos padres de familia rompen los lazos familiares o descuidan el desarrollo de sus hijos.

Otro tema que es evidente es la falta de eficacia del Estado, de sus organizaciones y onerosas estructuras burocráticas para atender a este sector de la población y procurarle alimentación, salud y educación. Estamos hablando de mexicanos de entre 3 y 7 años, que genuinamente no se pueden valer por sí mismos, tema a parte es el grupo de niños pobres con alguna discapacidad.

Ayer comentábamos la situación de los adolescentes detenidos o bajo proceso penal, su difícil circunstancia y de la carencia de una estructura familiar que los ayude a superar la coyuntura por la que atraviesan, seguramente muchos de ellos, años atrás, atravesaron por este tipo de carencias que hoy nos recuerda el Inegi. Lo que debemos recordar todos es que los problemas conocidos como estructurales -desigualdad, corrupción, pobreza endémica, falta de acceso a servicios básicos y a educación de calidad, entre muchos otros- por más profundos y persistentes que sean, son superables si, como sociedad, definimos las verdaderas prioridades nacionales y actuamos, gobierno y sociedad, en consecuencia.