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Fuimos a San Gabriel Las Palmas, a conocer el lugar donde el lunes 14 de septiembre de 1722 apareció el Señor de Tula. Yazmín Pastrana, estacionó su coche frente al corral de toros. Indignados, vimos cómo dos caballerangos chicoteaban las patas traseras de un caballo maniatado.

“Existen métodos no crueles para educar a los caballos”, comentó el cronista Jesús Zavaleta.

El dicho de Zavaleta me hizo pensar que, en unos minutos más, guiados por dos cronistas locales, Luis Arturo Domínguez Brito (Amacuzac) y Víctor Ocampo Aranda (San Gabriel), conoceríamos el lugar preciso donde hace 300 años hubo un milagro que, en mi opinión, significó una manera no cruel de educar, de evangelizar, a los nativos. Hacía casi 200 años que había empezado la Conquista, pero la evangelización necesitaba consolidarse valiéndose de maneras no crueles. Y eso significaba el milagro del Señor de Tula, la aparición del Cristo Negro, a José Cerón, un humilde leñador. No se le aparece al hacendado, ni al capataz o a otra persona de alta alcurnia.

El Cristo Negro no se sintió cómodo en la adornada capilla de la fastuosa hacienda donde fue llevado. Volvió, sin saber cómo, al lugar donde apareció. Cuatro veces se repitió la escena.

Al hacendado le alarmó que en el paraje El Tular se asentaba gente que llegaba a venerar al Cristo Negro. Temió que se erigiera un nuevo pueblo.

La imagen fue traída al majestuoso, opulento y ostentoso templo de Santo Domingo, en Tlaquiltenango, el primero de enero de 1723. Y tampoco aquí le agradó al Señor de Tula.

En raro prodigio apareció en el altar mayor de la capilla de Guadalupe, aquí en Jojutla. El milagroso traslado se repitió tres ocasiones. Venían por él y se regresaba. La terquedad tenía un propósito. Deduzco que los Dominicos a cargo del convento de Santo Domingo reflexionaron sobre el significado y propósito de las mudanzas y por ello decidieron donarlo al humilde pueblo Xoxutla. El 14 de septiembre de 1723 no hubo necesidad de que El Señor de Tula se fuera, lo trajeron en solemne procesión. Una multitud, dos mil jubilosas personas, lo recibieron en El Pochote, lindero entre Tlaquiltenango y Xoxutla.

El templo de Guadalupe, según el doctor Amador Espinosa, fue “comenzado el 29 de septiembre de 1705 y concluido el 15 de agosto de 1764” (*). El Señor de Tula, para mejor contribuir a la evangelización, optó por instalarse en el inconcluso templo de un “humilde pueblo, cuyas chozas, sus moradores levantaron debajo de los altos árboles… Las calles del humilde pueblo… más bien son callejones, bastante estrechos” (**)

La preferencia del Cristo Negro por lo humilde me trasladó al lugar en que nació: un humilde pesebre.

(*) “Ciudad de Jojutla de Juarez”, Amador Espinosa, 1895. Página 18.

(**) “Apuntaciones históricas de Xoxutla…”, Pbro. Agapito Mateo Minos. Páginas 32 y 33.

Foto: https://descubreenmexico.com