loader image

Roberto Abe Camil. *

El territorio que hoy ocupa nuestro estado ha sido desde tiempos inmemoriales una tierra fértil, de clima esplendido, agua abundante y ubicación privilegiada. Pero no todo han sido bondades en esta tierra que a pesar de la explosión demográfica y el deterioro del medio ambiente se resiste a dejar de ser un paraíso.

Por un lado, con las haciendas azucareras nació uno de los emporios económicos de Nueva España y después del México independiente, pero a su vez las difíciles condiciones de los trabajadores aunadas a las disputas de tierras y aguas con las antiguascomunidades tornaron el Edén en un caldero de efervescencia social que a partir de entonces es una característica marcada en la sociedad morelense. 

Las comunidades peleaban por sus tierras para subsistir y los latifundistas buscaban acrecentar sus tierras de cultivo para consolidar su lucrativo negocio; es aquí cuando surgen bandas armadas que asolaronla geografía morelense, y donde es difícil distinguir entre los luchadores sociales que reivindicaron ante la nula impartición de justicia, los Derechos de sus comunidades de los bandoleros que amparándose en una causa cabal se aprovecharon para cometer delitos y atrocidades. 

Dos ejemplos ilustran a la perfección lo antes mencionado, en primer término, el caso de Anenecuilco y en segundo las matanzas de San Vicente y Chiconcuac.

El pueblo de San Miguel Anenecuilco no solo fue la cuna de Zapata, sino una comunidad de origenprecortesiano que, tras la conquista, sus Derechos le fueron reconocidos por cedulas firmadas por los reyes de España. Sus habitantes siempre pugnaron por ese reconocimiento y la lucha por ellos fue precisamente lo que convirtió a Zapata en caudillo.

Para fines de 1856, el valle de Cuernavaca se encontró bajo la agitación de la Revolución de Ayutla que derrocó a Santa Anna y llevó a Juan N. Álvarez al poder, quien era reconocido por su marcada hispanofobia. 

En la región se encontraban las prosperas haciendas azucareras de Pio Bermejillo un acaudalado español. Las disputas entre Bermejillo y las comunidades eran constantes, los locales se quejaron no solo de la invasión de sus parcelas sino de los tratos inhumanos a hombres y mujeres por parte de la gente de Bermejillo, este, a su vez, de la quema intencional de cañaverales y el sabotaje a sus ingenios.

La sangre llego al rio y las comunidades se armaron para atacar las haciendas, Bermejillo reaccionó organizando guardias blancas para combatirlos. La situación derivó también en actos de bandolerismo ajenos a los legítimos reclamos sociales. 

La historia no tuvo buen fin pues los campesinosatacaron en diciembre de 1856 las haciendas, asesinando a familiares y cercanos a Bermejillo, lo cual detonó en un escándalo internacional que llevó al rompimiento de las relaciones diplomáticas entreMéxico y España.

Al surgir el Estado de Morelos, se debió combatir a los “Plateados”. Altamirano, los inmortalizó en “El Zarco” una de las mejores novelas del siglo XIX, pero en honor a la verdad, los “Plateados” llamados así por la botonadura y adornos de plata en sus trajes, no fueron personajes románticos sino delincuentes de cuidado.

El estallido de la Revolución del Sur, llevo a sus antagonistas a declarar a los zapatistas bandoleros, estigma que a pesar de los postulados agrarios y los ideales de Zapata siempre los ha acompañado en diversas versiones, esto se reforzó por los crímenes cometidos por bandoleros que se ampararon en la causa zapatista y por la destrucción de la industria azucarera.

Tras la revolución, Morelos no se pacificó del todo y surgieron gavillas que aprovecharon los movimientos sociales de la época, como fue el caso de Victorino Bárcenas, quien antes traicionó a Zapata y que,ostentándose como cristero, murió a consecuencia de sus heridas tras un enfrentamiento con tropas en Michapa.

Rubén Jaramillo, un antiguo oficial zapatista y pastor metodista, se levantó en armas aduciendo que la revolución no hizo justicia a los campesinos, el gobierno y la prensa evidentemente lo etiquetaron como delincuente y bandolero. A pesar de que Jaramillo hizo las paces con el gobierno y depuso las armas, fue ejecutado extrajudicialmente con su familia el 23 de mayo de 1962 en la zona arqueológica de Xochicalco, un crimen que echó más gasolina al fuego.

De cualquier modo, y a la par de movimientos sociales, los bandoleros han merodeadocontantemente Morelos, de salteadores de caminos mutaron a abigeos y ahora a delincuentes del fuero común. Sin duda alguna, la principal asignatura dequien asuma la gubernatura del Morelos en 2024, serácerrar esta centenaria y malograda historia, desterrando el bandolerismo para brindar a losmorelenses la paz social que merecemos.

*Escritor y Cronista Morelense.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *