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Chivos Expiatorios

 

«Si no hay aire, no hay llamas.

Sin Pandoras, no hay dramas.

Sin un tonto, no hay un listo.

Sin un Judas, no hay un cristo».

—Cuarteto de Nos

El próximo fin de semana el Cuarteto de Nos visitará Cuernavaca, presentándose en el Teatro Ocampo por su tour «Lámina Once», y yo hace tiempo que había dejado de escucharlos. En cuanto me enteré de la noticia, me puse a la tarea de regresar a ellos, y así descubrí que en serio me había desactualizado de la banda uruguaya. Desde el 2014 han sacado al menos tres discos más de los cuales no tenía noticia, así que puse manos a la obra y me propuse ponerme al día.

Hace apenas dos años sacaron su último disco, que lleva por título el mismo nombre que bautiza su tour 2024. Spotify, además, tiene una versión en vivo de la quinta canción del disco, titulada «Chivo Expiatorio», la cual llamó mi atención en especial. La canción es una reivindicación de Pandora y Judas Iscariote, como personajes necesarios de la historia que han cargado con el peso de ser chivos expiatorios.

«Después de cada sacrificio es que sentimos el alivio» […] «Purgamos lo diabólico con cero autocrítica», canta la banda uruguaya. «¡Siempre alguien cargará la culpa!» La canción me pareció brillante, y me dejó reflexionando mucho. No era la primera vez que escuchaba algo similar. Yo mismo lo había pensado muchas veces. Pero entonces recordé que esa idea ya la había leído antes en la «Autobiografía de una psicoanalista», de la pediatra y psicoanalista infantil Françoise Dolto.

A propósito de que toca en suerte que esta columna salga publicada precisamente el Sábado de Gloria de este año, y a ocho días de distancia del concierto del Cuarteto de Nos en el Teatro Ocampo, me pareció oportuno escribir de esto.

Cuenta Dolto en su autobiografía:

«Apréndanse de memoria el evangelio de San Mateo». Me lo había aprendido y me había hecho reflexionar. No había hablado de eso a nadie. Y cuando él preguntó «¿Tienen alguna duda?» A mí sólo una cosa me inquietaba: ¡San Judas! ¿Por qué se guarda tanto rencor a Judas y por qué se dice que es un canalla, cuando sin él la Pasión no habría podido desatarse […] Judas, que había querido a Cristo, y que había sido elegido por Cristo, que lo quería, deseaba que todo el mundo supiera que Cristo era hijo de Dios. El Sanedrín no lo creía. Judas se decía: «si va con ellos y lo oyen en carne y hueso, comprenderán que Dios es el que habla». Entonces había que montar todo un ardid para que Jesús se presentara ante el Sanedrín, y al final se descubriera la verdad. Se creía muy listo por haber montado ese ardid y dijo a los romanos: «se los vendo por treinta denarios». Así, Jesús iría a hablarles. Lo desesperante fue que no funcionó. Pero esa desesperación se debía a que se lo había jugado todo. Y alguien que se juega todo su amor, no puede ser sino un santo.

Ni qué decir tiene que ese relato le valió una sanción por parte de su catequista a la pequeña Dolto, la cual, desde muy temprana edad ya mostraba su genio, y su brillante capacidad de pensar de una manera peculiar. (Era una Bruja Maestra, por su forma particular de hacer psicoanálisis, fuera de lo común). «…se lo había jugado todo. Y alguien que se juega todo su amor, no puede ser sino un santo».

Pero esta no es una columna religiosa. No es una reivindicación de Judas (cada quién sus chivos expiatorios). No se trata de pensar los evangelios, sino el psicoanálisis; y me parece que es un buen pretexto para evidenciar cómo el psicoanálisis se desmarca cada vez de la lógica ordinaria, y muchas veces se trata de pensar (o intuir) como Dolto, o el Cuarteto de Nos.

*Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Contacto: freudconcafe@gmail.com