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Elecciones, manipulación y Facebook

Braulio Hornedo Rocha*

Para Marycruz Rocha (1924-2012)

En la ciudad de Washington DC amanecía muy frío esa mañana del miércoles 9 de noviembre de 2016. A las nueve en punto, en la oficina de relaciones públicas de Facebook (FB) el ambiente era sombrío y de incredulidad generalizada. Los cabilderos con acento de Boston, indumentaria de finos zapatos y trajes sastre, o cortes ingleses y costosas corbatas, ahora estaban totalmente desaliñados, sin peinar y sin maquillaje. Muchos de ellos no habían dormido. Algunos optimistas se trasladaron el día anterior al Javits Center de Manhattan, lugar elegido por Hillary Clinton para la fiesta de la victoria. Estos tuvieron que viajar toda la noche para llegar a una reunión urgente convocada por Joel Kaplan, director de la oficina de FB en Washington, DC.

Era bien sabido que Sheryl Sandberg, directora de operaciones de FB y segunda de a bordo de Zuckerberg, era una Hillblazer, denominación dada en el equipo de Hillary a los simpatizantes VIP que habían donado más de cien mil dólares a la causa. Las encuestas daban una amplia ventaja para Clinton a lo largo de la campaña, excepto las últimas semanas que pronosticaban un empate técnico. Una buena proporción de los empleados de FB pensaban y votaron como su jefa Sandberg. Sin embargo la victoria se esfumó en sus narices. Contra todas las expectativas del electorado y de muchos en FB y el mundo, el ganador fue Trump.

Al final de aquella reunión en la capital del país, Joel Kaplan, con el rostro desencajado por el asombro, igual que el resto del equipo, tomó la palabra. Reconoció que la victoria de Trump ponía a FB y a la nación en un terreno histórico inédito, dado que se culparía a FB del alza espectacular sin censura de noticias falsas y mentiras calumniosas, sin control, por parte de la plataforma, y sin que afectara las “normas de la comunidad” aplicadas a los usuarios comunes y corrientes, contribuyendo de esta manera a la elección de Trump. Un ejemplo trivial, pero muy efectivo en propagación del mensaje hacia grupos religiosos, fue difundir que el equipo central de campaña de Clinton se reunía en un cierto restaurante (dato verdadero), pero que dichas reuniones tenían como fin abusar sexualmente de menores de edad en el sótano de dicho local (dato falso), pues dicho local ni sótano tenía. Mezclar verdades a medias con falsedades es la clave. Forjar mentiras verosímiles es altamente rentable para la calumnia propagandística política. Pero mentirles intensamente a segmentos de la población sensibles al tema da pingües resultados en términos electorales. Eso lo sabe muy bien la ultraderecha fascista en el mundo y “la fuerza y corazón por la corrupción” lo saben también en México, y en particular en el Estado de Morelos, con sus campañas basadas en mucho dinero que paga una buena asesoría para lubricar la mentira calumniosa y la propaganda sesgada dirigida a los sentimientos, no a la razón; a los insultos no a las propuestas: coraje, miedo, humor fatuo, son resentimientos explotados sagazmente para manipular el ánimo de los electores.

En contraste, el principal cliente de FB en propaganda en aquel momento era la campaña de Trump. ¿Cómo se puede explicar esta contradicción aparente entre los sentimientos políticos de algunos altos ejecutivos de la empresa y los intereses comerciales de la misma?

La respuesta la empezó a conocer el público dos años después cuando el 17 de marzo de 2018 el diario The New York Times reveló que una compañía británica llamada Cambridge Analytica había logrado un nuevo nivel de segmentación publicitaria a partir de los datos de perfiles de cerca de 85 millones de usuarios de FB en USA, sin su consentimiento logrando influir mediante mensajes específicos a segmentos determinados del electorado geolocalizados, con el sorpresivo resultado obtenido. Lo más curioso de esta compañía que retoma el nombre de una vieja sociedad matemática británica del siglo XIX, fue que la empresa se constituyó en 2013 como una rama de la casa matriz Strategic Communication Laboratories (SCL), para participar en la política interna de los Estados Unidos. Fue fundada por Robert Mercer, un viejo colaborador de Trump y dirigida nada menos que por: Stephen K. Bannon principal asesor del presidente Trump. Una de las conclusiones obvias es que directa e indirectamente, Trump ganó la elección vía FB gracias a la colaboración voluntaria en propaganda pagada y publicidad involuntaria por el Big Data pirateado a FB por Cambridge Analytica.

La historia se repite, decía Marx en “El 18 brumarlo de Luis Napoleón Bonaparte”, primero como tragedia y después como farsa. Bukele, Meloni, Milei y Noboa lo prueban.

*Lector desescolarizado y desprofesionalizado. Especialista en no volverse especialista.