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Tienen muchas razones para protestar e indignarse, tantas como tareas pendientes que solo podremos encarar entre todos.

De nada sirve capotear la marcha, tampoco darles por su lado, si solo se hace eso, el próximo año serán más y estaremos, todos, más enojados. Eso mismo es lo que ha sucedido en los últimos años.

La causa de las mujeres no solo es de las Colectivas, es de todos.

Los rezagos en la educación de las mujeres nos competen a todos.

La falta de justicia, la impunidad rampante y la indefensión legal en la que pueden caer en cualquier momento, también nos afecta a todos.

La carencia de oportunidades laborales para ellas nos debe preocupar a todos.

En ellas cualquier desventaja puede hacerse crítica por muchas razones como maternidad, estereotipos sociales, roles impuestos y, en general, por una sociedad confeccionada para que ellas viajen en el asiento de atrás.

Por eso debe hacerse oír la voz de las mujeres y sería bueno que escucháramos porque, en el fondo, también son nuestros reclamos, seamos del género que seamos, vivamos como vivamos, tengamos mucho o poco dinero, cerca de nosotros siempre habrá una mujer.

Las que tienen el valor de marchar y manifestarse no son ajenas a nosotros, no protestan por lo que pasa en otro continente, sino en nuestra propia casa.

Tampoco es una moda y es contraproducente tan solo esperar que llegue el fin de semana para que las cosas regresen a su situación “normal”. Es malo acumular deudas en lugar de hacer algo por solucionarlas.

Aprovechemos la ola violeta -que será negra en esta ocasión en Morelos- para sacar nuestro barco a flote, si tarde o temprano tendremos que empezar por algún lado, iniciemos con ellas y por todos nosotros.

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