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De acuerdo con el Anuario Estadístico de Accidentes en Carreteras Federales publicado por la SCT, durante el año 2022 hubo en Morelos 402 accidentes viales, en los cuales participaron 650 vehículos, dejando un saldo de 84 víctimas mortales y 114 lesionados. Esto representa, en promedio, poco más de un accidente diario en Morelos y casi todos ocurrieron en las carreteras México-Cuernavaca, tanto la federal como la autopista. ¿Por qué hay tantos accidentes en carreteras que están en buen estado y con señalización adecuada? Se reporta en el mismo Anuario Estadístico que el 80% de estos accidentes han sido responsabilidad de conductores agresivos o imprudentes (sólo el 5% ha sido causado por fallas en el vehículo, 4% por fallas en el camino, 5% por agentes naturales, y del 6% restante la información no es concluyente o no se tiene). Desde mi punto de vista, estos datos indican que la gran mayoría de los percances viales con muertos y lesionados (el 80%), no ocurren por “accidente”, sino por elección de los conductores agresivos. Algunos lectores tal vez prefieran pensar que los accidentes ocurren por imprudencia, pero el comportarse de manera imprudente es una elección consciente.

Debido a mi trabajo y también por actividades recreativas, durante varios años he viajado dos o tres veces por semana entre Cuernavaca y la CDMX. En estos viajes he visto muchísimos accidentes sólo en el tramo que va de Tres Marías a Cuernavaca. Automóviles estampados contra el muro central de contención o que están volcados ruedas arriba a la mitad de la carretera, otros más que se salieron del camino y chocaron contra la montaña o se fueron a la barranca, carambolas de tres o más coches, camiones de carga o de pasajeros que se volcaron en la Pera, etc. Lo he visto tanto en horarios en los que la carretera está prácticamente vacía como cuando hay mucha afluencia vehicular. ¿Por qué algunas personas deciden accidentarse y lastimar a otros? Hago énfasis en la palabra “decide” porque en la mayoría de los casos (el 80%), sufrir un accidente es una decisión que el conductor agresivo toma desde el momento en que se sube a su automóvil. No es que el conductor piense explícitamente: “hoy me voy a accidentar y matar a alguien”. Pero sí toma la decisión de exceder (por mucho) los límites de velocidad incluso cuando está lloviendo o hay neblina, experimentar cuánto corre su automóvil en las curvas y sentir la adrenalina, no ceder el paso, rebasar por la derecha, no guardar distancia, presionar a otros conductores para que se quiten de “su” camino, ir zigzagueando en el tráfico, etc. Todas estas son decisiones conscientes que frecuentemente terminan en accidentes, los cuales, lamentablemente, afectan a otras personas que no tenían nada que ver.

El siguiente ejemplo ilustrativo seguramente lo hemos vivido todos. Muchas veces me he encontrado con un camión de carga al que quiero rebasar. Miro por el espejo retrovisor y me aseguro de que no viene nadie. Comienzo la maniobra para rebasar y de la nada (literalmente de la nada) aparece un coche de alta gama detrás de mí, pegado a unos cuantos centímetros de la parte trasera de mi motocicleta y parpadeando sus luces altas para que me quite de “su” camino. ¡No me puedo quitar! ¡Voy rebasando a un camión de doble remolque! ¿Para dónde quiere ese conductor que me mueva? ¿Por qué simplemente no mantiene una distancia prudente y espera a que yo termine de rebasar al camión? Ese conductor tomó la decisión consciente de querer ir más rápido que todos los demás y presionar agresivamente a quienes van delante de él incluso en momentos en los que uno no se puede quitar. Interesantemente, ese mismo conductor agresivo, si me lo encontrara caminando en un supermercado y yo le obstruyera el paso, digamos al querer entrar los dos simultáneamente por la misma puerta, seguramente ambos nos comportaríamos amablemente y comenzaríamos con el famoso: “pase usted”, “no, primero usted”, “no, no, no, de ninguna manera, primero usted”. ¿Qué cambia cuando esa persona que es amable cuando camina, se sube a su coche? ¿Por qué se convierte en un conductor agresivo?

Se han llevado a cabo muchos estudios psicológicos y sociales para contestar estas preguntas. Aparte del estrés que produce el tráfico o del estado de ánimo del conductor, la respuesta principal se puede resumir en dos aspectos: el anonimato y la impunidad. Por un lado, dentro del espacio privado de su vehículo, un conductor se siente anónimo y se atreve a realizar acciones que no llevaría a cabo si se supiera identificado. Total, nadie fuera su automóvil sabe quién es. Por otro lado, la creencia falsa de que él puede manejar más rápido que los otros conductores le hace pensar que podrá escapar impunemente de cualquier acto agresivo que haya cometido mientras conducía. El anonimato y la falsa idea de impunidad facilitan que ciertas personas violen flagrantemente la ley, ya sea al conducir, al robar o al asesinar.

En todo nuestro país, durante el año 2022 hubo 14,067 accidentes viales que involucraron 22,775 vehículos, con un saldo de 4,751 víctimas mortales y 7,247 heridos. El 80% de los casos no ocurrió por las fuerzas de la Naturaleza ni la voluntad de los Dioses, sino por la elección consciente de conductores agresivos. Por eso, en países desarrollados el exceso de velocidad y la conducción agresiva se consideran como “Intento de Asesinato” y se penalizan con cárcel. ¿Qué hace falta en México para hacer valer las leyes de tránsito?

*Instituto de Ciencias Físicas, UNAM / Centro de Ciencias de la Complejidad, UNAM.