El camino Real de Tierra Adentro o llamada la Ruta de la Plata, fue el principal camino al septentrión de la Nueva España para la explotación de los principales centros mineros que se establecieron en regiones despobladas, territorio de grupos nómadas cazadores de la región denominada Aridoamérica.
Los primeros asentamientos a lo largo de la ruta fueron establecidos por los llamados presidios, que eran fortificaciones que sirvieron para resguardar el camino, su mantenimiento y el movimiento de la extracción de los yacimientos de plata de las poblaciones que se establecieron en los minerales reales, del bajío y posteriormente más al norte en San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Coahuila y Chihuahua.
La población que los conformó fueron antiguos grupos que originalmente habían venido del norte y que se establecieron en la región de Tlaxcala. En la región denominada Mesoamérica y que fueron los primeros en enfrentar a los conquistadores al mando de Hernán Cortés. Posteriormente fueron aliados, en la toma de la ciudad de México-Tenochtitlán.
Estos grupos indígenas junto con otros grupos otomíes y purépechas, fueron los primeros pobladores de las primeras villas y posteriormente de las ciudades a lo largo de los principales ejes que conformaron esta ruta, hasta la fundación de la ciudad de Santa Fe en Nuevo México.
Las tradiciones de ambas culturas se integraron en la conformación de una nueva identidad cultural, española, indígena y mestiza, tanto en los aspectos materiales como en los inmateriales de tradiciones, en este nuevo territorio del desierto de lo que conformaría a México.
El camino era una ruta trazada a través de los presidios fortificaciones, villas y centros mineros que posteriormente se convirtieron en nuevas ciudades por la riqueza de sus explotaciones de la plata y de otros metales.
El camino y el mantenimiento del mismo requería de la colaboración de los vecinos más cercanos a lo largo del mismo, tanto para sus empedrados, pasos de ríos y vados, como de los primeros puentes en lugares donde eran indispensables para el cruce de barrancas y accidentes de la topografía de las regiones montañosas.
Así como de otros impedimentos permanentes como desiertos de dunas de arena, pedregales llamados malpaís y ríos caudalosos en los que se tenía que esperar a que el nivel de la corriente de agua disminuyera, para poderlos cruzar como en el Paso del Norte en el río Grande o río Bravo.
Los lugares de resguardo y abastecimiento eran distantes en la inmensidad de este territorio, así como los mesones y establos para los animales de las caravanas que ayudaban a transportar las mercancías a estos lugares.
El abastecimiento del azogue o mercurio para el procesamiento de la plata y el retorno esta explotación en grandes caravanas de mulas y arrieros hasta los centros de acopio y casas de moneda para su acuñación en la ciudad de México.
Las mercancías estimulaban las ferias anuales de productos ultramarinos que llegaban de España y de las Filipinas a través de este último del Galeón de Manila.
Productos suntuarios para los grupos de poder de las ciudades mineras y productos de primera necesidad del altiplano, fueron los principales objetos de este comercio a lo largo de más de dos mil kilómetros de extensión que tuvo en su mayor desarrollo hacia finales del periodo virreinal.
La UNESCO., declaró este patrimonio cultural de México, bajo la categoría de un Itinerario Cultural en el año de 2010 bajo los siguientes considerandos:
El Camino Real de Tierra Adentro fue el Real Camino Interior, también conocido como la Vía de la Plata. La propiedad inscrita consta de 55 sitios y cinco sitios del Patrimonio Mundial existentes que se encuentran a lo largo de una sección de 1400 km de esta ruta de 2600 km, que se extiende hacia el norte desde la Ciudad de México hasta Texas y Nuevo México, Estados Unidos de América. La ruta fue utilizada activamente como vía comercial durante 300 años, desde mediados del siglo XVI hasta el siglo XIX, principalmente para el transporte de plata extraída de las minas de Zacatecas, Guanajuato y San Luis Potosí, y mercurio importado de Europa. Si bien es una ruta motivada y consolidada por la industria minera, también fomentó la creación de vínculos sociales, culturales y religiosos en particular entre las culturas española y amerindia.
