loader image

El toro de oro pretende embestir a pueblos de Morelos (Parte II)

Aideé Tassinari Azcuaga*

En la entrega anterior hablamos del millonario canadiense que invirtió en la empresa minera que busca oro en Tetlama y otros territorios de Morelos. Las biografías de negocios de los barones de la minería que comandan empresas como Zacatecas Silver reportan intervenciones mineras hasta en 75 países. El joven barón Slusarchuck, director ejecutivo de Zacatecas Silver, ha estado en la administración de 11 empresas mineras transnacionales y es fundador de K92 Mining. Minera que empezó hace pocos años como una Junior exploradora en Kainantu, Papúa Nueva Guinea y en el presente está altamente capitalizada porque saca oro de la mina subterránea que construyó en esa selva tropical.

En 2017, una asociación de campesinos de Kainantu paró las labores de la mina durante casi un mes. Estaban inconformes porque la K92 no cumplía con los acuerdos de dar empleos dignos y suficientes a la gente del pueblo.

Los barones canadienses estaban sorprendidos por la exigencia de los campesinos pobres. Argumentaron durante las negociaciones que claro que había opciones de empleo para las personas nativas, podían trabajar en servicios de comida, vigilancia, recolección de basura y albañilería. Además, explicaba la K92, la comunidad tenía la oportunidad de crear pequeños negocios de provisión de plantas de electricidad móviles, pero condicionó a los campesinos a que se organizaran en una sola asociación y no en varias agrupaciones. Con la intervención de autoridades nacionales doblegaron a los campesinos porque estaban divididos.

Entre mayo y junio de este año han muerto 4 trabajadores en la mina de Kainantu. Evidencia de que no es verdad que la K92 tiene los más altos estándares de seguridad minera. Ninguna mina, subterránea o a cielo abierto, puede garantizar un alto grado de seguridad laboral ni mucho menos ambiental. Los accidentes más comunes son los aplastamientos por la maquinaria pesada y los derrames de las presas de jales.

Los directivos de Zacatecas Silver que comanda Slusarchuck dicen que desde 2018 se han involucrado “proactivamente” con los ejidatarios de Tetlama y que tienen diálogo con todos los niveles de gobierno, desde el municipal, estatal y federal. Crearon una oficina de “relaciones comunitarias” en Tetlama. Cuentan que han logrado un apoyo significativo desde las comunidades a las iniciativas propuestas por los barones de Canadá.

El futuro para quienes a nombre de la comunidad acuerden con la empresa no será muy diferente que en Kainantu: recibir migajas de la empresa.

El negocio especulativo y extractivo de las mineras y sus administradores no se compara con las promesas de derramar recursos económicos en los pueblos.

El principio esencial de las extractoras canadienses es producir una onza de oro o una libra de plata al más bajo costo. Se trata es de encontrar las condiciones en las que se paguen menos impuestos, existan las menores regulaciones ambientales, obtener bajos costos de traslado, de mano de obra y se puedan obtener la mayor cantidad del metal por tonelada de tierra destruida. No vale la pena.

* Profesora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *