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(2a y última)

Enrique Guadarrama López*

Dos hechos ocurrieron después de la publicación de mi anterior colaboración en La Jornada Morelos (18 mayo 2023). Uno, recibí diversos comentarios razonados sobre lo ahí reflexionado, lo cual sirvió para confirmar mi postura: la inteligencia natural (IN) esinherente a la persona y tiene manifestaciones propias (reflexionar, inferir, razonar, imaginar, discernir, cuestionar), las cuales se pueden reforzar, pero no ser suplantadas, con los programas de inteligencia artificial (IA). 

El otro hecho ocurrió en una audiencia en el senado estadounidense, en la que participó Sam Altman, CEO de OpenAI, que es la empresa que desarrolla el producto ChatGPT, el cual ha motivado cientos de reacciones por los alcances que puede tener para la explotación de los conocimientos. Se ha señalado que el programa es capaz de clonar voces humanas, crear imágenes realistas, generar arte digital imitando estilos y medios, producir textos académicos, contestar exámenes, crear códigos de programación o crear fake news. Y lo que sigue. En esa ocasión Altman reconoció que la IA debe ser supervisada y regulada, para mitigar los riesgos de sistemas informáticos cada vez más poderosos. La fórmula que propuso es que sea una agencia americana o global la que se encargue de otorgar licencias para generar productos de IA y, en su caso, revocarlas cuando no se cumplan estándares de seguridad. Esto es muy significativo, pues los propios creadores de la IA están conscientes de que son necesarias las reglas, los límites y las responsabilidades.

Antes ese doble panorama hay que buscar alternativas. En el primero caso, de manera específica en nuestro país, se requiere fortalecer los procesos cognitivos en la educación de los educandos. Las políticas públicas, en el ámbito nacional y de los estados, deben enfocarse en cultivar la inteligencia natural de los niños y las niñas y no atiborrarlos de información o enseñarles a buscar información. Se requiere una educación formativa más que informativa.Los expertos en educación y técnicas de enseñanza-aprendizaje tienen la palabra.

En cuanto a la regulación de la IA, el parámetro de medición deben ser los derechos humanos, en su espectro más amplio, general y transversal (de todas las personas, de todos los sectores sociales, de todos los grupos en situación de vulnerabilidad). Después de todo, no hay duda de que la IA es susceptible de afectar derechos humanos de privacidad, dignidad, transparencia, de seguridad, de autor, laborales, de consumidores, etc. 

Para avanzar en la regulación se debe partir del hecho que son las empresas las que crean y desarrollan los sistemas de IA. En este punto, el referente para regular dichas empresas deben ser los Principios Rectores de la ONU, en materia de empresas y derechos humanos, cuyo principio general es “todas las empresas, todos los derechos humanos”, es decir, ninguna empresa queda exenta de cumplir con los estándares internacionales de respeto y protección de los derechos humanos de todas las personas, en todo el mundo. Aquí los expertos en empresas y derechos humanos tienen la palabra. 

Es preciso que las empresas cumplan con las cuatro condiciones establecidos en los Principios Rectores aludidos para considerar que una empresa respeta derechos humanos: cumplimiento de la ley, compromiso corporativo por los derechos humanos, debida diligencia empresarial en derechos humanos y contar con mecanismos de reparación de daños ante violaciones a derechos humanos derivadas o relacionadas con sus actividades empresariales.

Hay toda una corriente en la búsqueda de que se materialicen en la realidad esos cuatro principios de actuación de las empresas. En diversos foros he señalado la importancia de insistir en fomentar una cultura empresarial de respeto a los derechos humanos, en la que es compatible la búsqueda de ganancias económicas con pleno respeto a los derechos humanos. En el caso específico de las empresas de IA se debe aprovechar la disposición depersonajes clave como Altman para mostrarles que el camino de los derechos humanos es la vía para lograr lo que considero la claveel equilibrio entre el inevitable y vertiginoso desarrollo tecnológico y el respeto a la dignidad y humanismo de las personas.

Entre los rubros que se requieren cumplir en esta materia identifico, de entrada, dos: a) desarrollar la metodología para investigar violaciones a derechos humanos en materia de IA y b) desarrollar un método de medición de las empresas de IA en materia de derechos humanos. Sobre estos temas volveremos adelante.

Es ineludible hacer realidad la que califico la ecuación fundamental, en materia de IAavance de la tecnología + respeto a los derechos humanos = desarrollo armónico y humanista de la humanidad.

* Investigador del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM. 

eguadarramal@gmail.com

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