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De benditas a malditas

 

Calificadas todavía no hace mucho de benditas, ahora las redes sociales han pasado a ser señaladas de malditas. Al grado que incluso el presidente las califica de promotoras de golpes de Estado. Cuando la conversación en las redes sociales parecía que caminaba al parejo de los derroteros que imprimía el gobierno y la 4T, todo iba de maravilla y López Obrador comentaba frecuentemente las virtudes de las redes sociales. Pero conforme el tiempo transcurrió la luna de miel se acabó, los humores sobre lo que acontecía en esos espacios digitales se empezaron a desfigurar y se vinieron en cascada el reclamo; y de los cuestionamientos se ha pasado a los señalamientos, así, conforme acaba el sexenio, las redes sociales y el ciberespacio de ser espacios revolucionarios pasaron a convertirse en una dimensión «conservadora» ya que en la conversción domina la crítica a la 4T y al gobierno.

Para nadie es un secreto que la conversación digital ya la tiene cuesta arriba el oficialismo; los calificativos y el lenguaje cargado de exabruptos que López Obrador dirige a las redes sociales es el reflejo de que la conversación en esas dimensiones la tiene perdida la 4T, por lo que ahora se tipifica a las redes sociales como zonas de defectos y perversidades.

Y un ejemplo de la relación que actualmente mantiene el oficialismo con las redes sociales lo señaló hace algunos días R3D (Red en Defensa de los Derechos Digitales), quien refirió la existencia de contingentes de bots operados por el Ejército mexicano para llevar a cabo un monitoreo de las críticas que recibe el gobierno en las redes sociales y manipular las conversaciones (shre.ink/84Vw). Estas tareas las lleva a cabo el Centro de Operaciones del Ciberespacio (COC), una unidad dependiente de la Subjefatura de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional.

El COC fue creado en 2016 mediante un Acuerdo Secretarial del entonces Secretario de la Defensa Nacional, el inefable Salvador Cienfuegos Zepeda. Pero en vez de dedicarse a poner en marcha una auténtica operación de ciberseguridad, hoy le encontraron una mejor función: dedicarse a contaminar las conversaciones digitales y manipularlas. Las operaciones que lleva a cabo este organismo no se amparan en alguna ley concreta, ya que no hay norma que regule el funcionamiento del COC, lo que ha generado algunas críticas por parte de organizaciones civiles como R3D que consideran que esta falta de marco legal podría vulnerar los derechos humanos.

Se entiende que una instancia como el COC se justificaría en los tiempos que corren, cuando gran parte de las actividades económicas y de seguridad efectuadas en los países pasa por internet, cuando se ha vuelto realidad que las naciones vinculen las actividades e infraestructura productiva y de servicios con lo digital, de manera tal que plantas químicas y de energía, aeropuertos, suministro de agua, carreteras, presas, estructuras financieras y múltiples redes de comunicación e información, están unidas redes digitales. En teoría el COC sería la instancia que debería de hacer frente a una situación potencial que afecte su infraestructura crítica, pero en vez de atender posibles ataques a la infraestructura digital nacional se dedica a dar seguimiento de personas concretas que no comulgan con el gobierno.

R3D refiere que el COC monitorea usuarios de redes sociales que postean opiniones críticas hacia las fuerzas armadas o al mismo gobierno federal. No solo las vigilan en plataformas digitales, ya que también dan paso a la creación de perfiles falsos para obtener más información sobre sus amistades, familiares y redes de contactos. Además, cuentan con un programa específico para crear y operar granjas de bots con el fin de tratar de influir en las conversaciones —y «distorsionarlas»— que son contrarias a las fuerzas armadas, la 4T o el gobierno. Se trata no solo de socavar cualquier esfuerzo de crítica al gobierno, sino también de generar una opinión pública digital favorable al oficialismo.

Si bien se sospechaba no se sabía con precisión que la presente administración federal hubiera montado un aparato de monitoreo para peinar el ciberespacio, para manipular e influir en la conversación que llevan a cabo las personas en las redes sociales. Pero a pesar de eso, se puede decir que precarios han sido sus resultados. Las disputas se encienden en los corredores digitales a la menor provocación, pero a estas alturas están claras algunas cuestiones para el oficialismo:

La conversación digital que durante los primeros años de la presente administración era favorable a la 4T se ha perdido y la colocación de varias se semanas de hashtags como #narcopresidente o claudia Sheinbaum #narcocandidata, son un ejemplo tangible de que el oficialismo ha perdido la conversación digital.

Cualquier conversación que derive en hashtags está contaminada. Está conformada, para bien o para mal, por intervenciones o respaldos tanto de troles, robots como de seres humanos de carne y hueso. Lo orgánico y lo inorgánico está presentes en cualquier tendencia, lo anormal sería que una tendencia en X, por ejemplo, no tuviera presencia inorgánica.

Hace poco Raúl Trejo, echando mano de la herramienta TwitterAudit desmenuzó las cuentas del Presidente de la República y los tres candidatos a la presidencia, destacando que todas están contaminadas de seguidores falsos, que los bots están a la orden del día y que en sus seguidores dominan los bots en la candidata de morena y en el Presidente de la República (shre.ink/844t). Todos los partidos, sin excepción, hacen uso del troleo y del sembrado y contaminación de las conversaciones con sus granjas de troles y sus arsenales de bots, con la finalidad de atacar a sus opositores y posicionar sus temas.

Las redes sociales, por muy estridentes que sean, por muy afectos que seamos a las mismas, solo reflejan en el campo político tendencias conversacionales de los usuarios; son reflejo de una parte de la realidad social, pero de ninguna manera son las herramientas que llevarán de manera exclusiva al triunfo o la derrota de un candidato. Las redes sociales son espacios para medir los humores sociales de una parte significativa de la sociedad, pero de ninguna forma son fiel reflejo de lo que pasará en las urnas. Hasta hoy día, las redes sociales no han sido las que han llevado por sí mismas al triunfo de un candidato.

Los trending topics son determinados por los algoritmos de X, la manera de clasificar una tendencia toma en consideración lo orgánico, aunque al mismo tiempo las tendencias también vayan respaldadas de intervenciones de bots. Al final la medición de las tendencias por parte de los algoritmos de X, no solo se basan en que estén respaldadas en lo orgánico, porque la permanencia de una conversación entre los trending topics no se construye sin lo inorgánico.

@tulios41