loader image

*Prudenzio Mochi Alemán

En tiempos difíciles como los que hemos pasado durante la pandemia, en muchos lugares quedó en evidencia la necesidad de retomar prácticas en la producción de alimentos, se revalorizaron dinámicas en espacios locales focalizando en lo urbano y su dependencia de lo rural y el capital socio-ecológico de los territorios.

En esta ocasión expondré cómo en este contexto, más precisamente en el estado de Morelos, desde el Nodess Morelos Solidario y Cooperativo hemos reflexionado y contribuido en acompañar procesos de transición a estilos de producción y consumo agroecológico.

El apoyo a productores locales y sus unidades productivas consistió y continúa como una de las actividades principales, desde el fomento a iniciativas que promueven la sustentabilidad de la agricultura mediante el cuidado y la preservación de la biodiversidad, del medio ambiente, del relevamiento de bases sociales agropecuarias, hasta el control de la calidad de los productos.

A través de investigaciones multidisciplinares y mediante la difusión de sus resultados buscamos contribuir a un modo de concientizar a los consumidores sobre la importancia de una alimentación sana y un consumo responsable, como prevención para futuras enfermedades. Por otra parte, promocionar una agricultura más sostenible, socio-organizativa, que aprovecha recursos del territorio local para producir alimentos más sanos, agro-sistemas más preservados, crea capacidades sociales, mercados más justos y generación de trabajo más digno, que se organiza en ejidos y comunidades en formas colectivas y comunitarias expresadas en asociaciones, cooperativas y empresas sociales en términos generales. Todas actividades encuadradas en el marco de la Economía Social y Solidaria.

En este sentido, a través de la formación y el acompañamiento se pudieron recuperar algunas prácticas agrícolas que pusieron en valor los conocimientos tradicionales en la manera de producir y cultivar, recuperando un sentido de pertenencia a la tierra que se va perdiendo muchas veces por la necesidad de buscar trabajo fuera de nuestros lugares de origen. Su organización logró de manera incipiente construir algunos huertos comunitarios en sitios que ya estaban degradados, y ser más autosuficientes. Esta iniciativa dio continuidad y permanencia al Mercadito Verde y originó el Mercado Campo Ciudad, dos iniciativas sobre las cuales regresaremos a narrarles en otra oportunidad.

Sin embargo, aún tenemos retos al respecto ya que cimentar una propuesta de conciencia y recuperación del tejido social, basado en trabajos que muchas veces dan la impresión de ser un retroceso en el tiempo o el sueño nuevamente de una utopía, dificulta avanzar como se pretende. Cuando el trabajo no compensa económicamente, la falta de tecnología adecuada y recursos financieros oportunos, en muchos casos hasta escasez de agua, son obstáculos que no permiten sacar en tiempo y forma muchas tareas ni planificar a corto y largo plazo.

No obstante, a pesar de estos retos y de muchos otros, consideramos que es necesario seguir trabajando en Morelos de manera eficiente, colaborativa y cooperativa, contra la marginación, el abandono de las tierras, contra el hambre y la mala alimentación. Claro que se puede y se debe trabajar por una mayor soberanía alimentaria, por un mayor consumo responsable y por el cuidado del medio ambiente. Debemos y podemos organizarnos para garantizar alimentos sanos. Morelos y sus habitantes tienen las capacidades suficientes para lograrlo.

*Investigador de tiempo completo en el CRIM-UNAM. Coordinador del Grupo de Trabajo Investigación, Capacitación y Difusión del NODESS Morelos solidario y cooperativo.