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Tanatosis es una palabra que significa “hacerse el muerto”. Es una estrategia evolutiva utilizada por muchas especies de animales para despistar a los depredadores. La araña viuda negra, por ejemplo, utiliza esta estrategia cuando es atacada, encogiendo las patas y quedándose inmóvil panza arriba, como si estuviera muerta. Cuando la araña percibe que el peligro ha desaparecido, revive y huye para esconderse en su madriguera. Lo mismo hacen las zarigüeyas (o tlacuaches), algunas ranas, algunas serpientes y algunas cabras, por mencionar sólo unos ejemplos. La tanatosis funciona porque hace que los depredadores, quienes típicamente sólo cazan y comen animales vivos, pierdan interés en un animal que ya está muerto. Interesantemente, la tanatosis no es producto de la inteligencia del animal (¿qué tan inteligente puede ser una araña?). Es decir, no se trata de que el animal, al verse atacado, decida conscientemente engañar a su depredador haciéndose el muerto. En la mayoría de los casos, la tanatosis ocurre porque ante el ataque, el animal atacado se espanta y secreta niveles altos de sustancias químicas que contraen y paralizan el músculo esquelético, dando la apariencia de un animal rígido y muerto. Si bien este mecanismo de defensa en animales silvestres se desarrolló a lo largo de millones de años de evolución, algunos humanos utilizan actualmente un comportamiento parecido para evadir sus responsabilidades.

Por ejemplo, todos hemos visto partidos de fútbol profesional, incluso de primera división, en donde un jugador agrede intencionalmente a otro del equipo contrario. Le patea la espinilla, le pisa el tobillo, le da un codazo en la cara, etc. Cuando el árbitro señala la falta, el agresor levanta las manos con cara de “no entiendo qué pasa” y fingiendo ser inocente. Miles de personas en el estadio y millones de personas en sus casas vieron la agresión. A pesar de esto, el agresor levanta las manos con desconcierto, pretendiendo engañar al árbitro y a millones de espectadores. El clímax de la “tanatosis” ocurre cuando el jugador que intencionalmente cometió la falta, incluso se tira al piso con cara de dolor fingiendo él mismo estar lastimado. ¡Por favor! Millones de espectadores vimos la agresión, incluso en cámara lenta, y sabemos que ese jugador es un agresor que no debería estar jugando en primera división (ni en segunda ni en tercera). En cualquier otro trabajo, por ejemplo, en un hospital o en un instituto de investigación, si alguien golpea intencionalmente a un colega o compañero, sería despedido inmediatamente. Pero en el fútbol eso no ocurre. Aun cuando millones de espectadores vieron la agresión intencional, los fanáticos esgrimen todo tipo de argumentos ridículos y falaces para justificar este comportamiento. “Son gajes del oficio”, “es parte de la diversión”, “sí, ok., cometió falta, pero manda buenos pases y mete muchos goles”, dicen los fervientes seguidores del agresor tratando de justificar algo que es injustificable.

Pasemos ahora a la tanatosis de la 4T. La línea 12 del metro se cayó por una falta sistemática de mantenimiento durante muchos años, tal y como quedó asentado en los peritajes realizados por la compañía noruega DNV (Det Norske Veritas). Pero nadie en el gobierno es responsable de este “incidente” que dejó 26 muertos y 80 heridos. Todos los responsables se hicieron los muertos. En lo que va de este sexenio ya hay más de 150 mil asesinatos y más de 120 mil desaparecidos, pero nadie en el gobierno es responsable de esto. Los encargados de formular estrategias efectivas para proteger a los ciudadanos se hacen los muertos y culpan a los conservadores de gobiernos pasados. Estamos atravesando un desabasto de medicinas en hospitales públicos que nunca se había visto, pero los responsables de comprar medicamentos se hacen los muertos culpando a los neoliberales del pasado, para después huir a sus madrigueras y prometer una “super farmacia”. El mal manejo de la pandemia de COVID-19 dejó más de 800 mil muertos, y los responsables practican una vez más la tanatosis levantando las manos con cara de sorprendidos. Cuando son descubiertos en actos flagrantes de corrupción, también se hacen los muertos y argumentan que son inventos de sus opositores conservadores y neoliberales. Recientemente, los jóvenes de México salieron muy mal evaluados en la prueba de conocimientos PISA, y otra vez, los responsables se hicieron los muertos, huyeron a su guarida y desde allí balbucearon que este desastre educativo no es significativo y que seguramente es resultado de la pandemia, como si dicha pandemia no hubiera afectado a todos los países del mundo.

La tanatosis de los gobernantes de la 4T es sorprendente no sólo por su descaro, cinismo y mala ejecución (no engañan a nadie), sino porque al igual que con el jugador agresivo de fútbol, millones de espectadores fanáticos se dan cuenta, pero siguen tratando de justificar lo injustificable. En cualquier país desarrollado, políticos como los de la 4T no sólo ya habrían sido destituidos de sus cargos, sino que muchos de ellos estarían en la cárcel. Aquí, la fanaticada sigue apoyando al agresor que, después de la agresión, se hace el muerto.

*Investigador del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM