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Por Flora Guerrero Goff

Primera parte de dos 

Durante el gobierno de Marco Adame Castillo, (2006-2012) el estado de Morelos sufrió un grave impacto ambiental, territorial, agrícola, cultural y social con la construcción de miles de casas habitación de las empresas inmobiliarias Casas Geo y Casas ARA, muchísimas de las cuales, actualmente se encuentran deshabitadas. 

Por aquel entonces, recuerdo una cruenta lucha de los ejidatarios de Tezoyuca, municipio de Emiliano Zapata, quienes en defensa de su territorio se negaban vender a Casas GEO sus tierras de plantíos de caña de azúcar para la construcción del fraccionamiento “Las Garzas”. Tengo muy presente en la memoria a uno de los principales dirigentes ejidatarios, el compañero Pedro Vera, de estatura baja, tez castaña y actitud apacible, pero de carácter inquebrantable, porque fue uno de los ejidatarios que nunca se rindió y no cedió su tierra a Casas GEO. 

Los ejidatarios levantaron un campamento para evitar la entrada de maquinaria a sus campos de caña. Después de una rueda de prensa en Cuernavaca, los ejidatarios se trasladaron a la Procuraduría, ahí tuvieron una reunión, -en la que estuve presente- con el subprocurador y los representantes legales de Casas GEO. El subprocurador dijo apegarse a la ley y no poder evitar un desalojo del campamento, aun cuando los ejidatarios le explicaron de manera contundente, que nunca habían sido consultados ni se había realizado una asamblea ejidal para determinar que su camino de saca fuera concedido a Casas GEO, por lo que no estaban violando la ley, ya que el campamento se encontraba en tierras ejidales y no en la propiedad de Casas GEO. Fue inútil, la decisión estaba tomada. Salimos corriendo rumbo al campamento para avisar a la gente sobre la situación, el subprocurador dijo que el desalojo sería a las p.m., sin embargo, fue adelantado, por lo que apenas nos dio tiempo de llegar junto con Pedro Vera y los demás ejidatarios. A los pocos minutos llegaron cuatro individuos de traje y corbata, representantes de Casas GEO, y detrás de ellos cerca de cien elementos de la fuerza pública estatal y municipal, más el ministerio público, y por allá escondido en un vehículo observando el desalojo, el subprocurador. Los ejidatarios optaron por retirarse para evitar una segura represión, ya que era evidente la supremacía en número de la fuerza pública. A las p.m., el campamento había sido desalojado

En una de las vistas solidarias y de acompañamiento que hice antes del desalojo del campamento, Pedro y yo realizamos un recorrido por el área donde ya la maquinaria había abierto camino arrasando todo a su paso dejando solo la tierra suelta. Pedro me mostro un canal de riego que existía desde antes de la época de la revolución zapatista y que fue destruido por la maquinaria, además, me dijo evidentemente indignado, mira Flora, por aquí pasaba el histórico Camino Real por donde el General Emiliano Zapata cabalgaba y que comunicaba de la Hacienda de san Vicente de Zacualpan a la Hacienda de Chiconcuac, pero ahora ya está destruido.  Las tierras de algunos ejidatarios que negaron vender a Casas Geo, quedaron rodeadas por el Fraccionamiento Las Garzas. Otros fraccionamientos fueron construidos en la misma región por Casas GEO a parte de Las Garzas: Camino Real a Tezoyuca, Villas del Seminario y Cañaveral Oro y Platino. Así pues, tierras de cultivo de caña de alto rendimiento y el Camino Real por donde cabalgo Zapata, quedaron sepultadas por cientos de toneladas de concreto.

En la misma época, también en Tezoyuca, otra empresa inmobiliaria, -competencia de Casas Geo-, Consorcio de Ingeniería Integral, S.A de C.V., Casas ARA, causó graves daños ambientales con sus construcciones. Casas ARA taló majestuosos árboles amates prietos y plateados, de por lo menos, ochenta o cien años de edad, causo un serio daño al Río Salado arrasando con toda la vegetación y árboles que se encontraban en la orilla del río, (todo está documentado con escritos y fotos que podrán ver en mi muro de Facebook el mismo día de la publicación de este artículo en La Jornada Morelos). Casos como este, son solo algunos de los ejemplos de los múltiples proyectos inmobiliarios que construyeron miles de casas, en muchos de los casos, sobre excelentes tierras de cultivo de Morelos. Cabe señalar, que constatamos durante estas luchas que varios de estos proyectos inmobiliarios no contaban con una Manifestación de Impacto Ambiental, las cuales, deberían de ser revisadas por El Comité Técnico sobre Impacto Ambiental de aquel gobierno del Estado. Tiempo después, el Consejo de Pueblos de Morelos también entablaría sendas luchas en contra de proyectos inmobiliarios que causaron graves daños ambientales, agrícolas, culturales y sociales en tierras morelenses. 

 

fguerrerogoff@gmail.com

Facebook: Flora Guerrero Goff

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