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TIEMPO

 

“¿Será un cisne o un pato?” preguntó Nelly. “Mmmm, yo veo más bien un avión a punto de despegar, pero allá por la montaña, mira ¡es una increíble mariposa!” exclamó Israel triunfando a toda velocidad en el concurso de imaginar contemplando la forma de las nubes desde el techo de la casa; una actividad que acostumbran hacer para relajarse durante los días de asueto.

En el azul persistente del cielo apenas distraído por algunas escasas nubes entrometidas, ahora se asomaba curiosa la media luna a contemplar las flores presumiendo tonos primaverales, exuberantes y perfumes delicados invadiendo así los parques y jardines de la ciudad. Ningún pintor hubiera resistido al impulso de inmortalizarlas en una acuarela, aunque aquel día no acudió ninguno. Al fin y al cabo, cómo saber si más bien no eran las flores las asombradas por el resplandor lunar en pleno día se preguntó Israel; indeciso aún, con heridas pasadas por el abandono, las retrató con su cámara. Por la emoción que se desprendía de la imagen cuando la publicó, Nelly presintió con los latidos acelerados de su corazón, que los ojos de su amado habían volado más allá del paisaje, buscando respuestas que tal vez no iba a conseguir nunca. El amor no tiene obsolescencia programada ni muere de causas naturales. Desaparece dejando cenizas, pero su llama no se puede volver a encender nunca opinó Nelly en silencio. Cada vez que pensaba en él, su cuerpo se estremecía. Este movimiento se decuplaba al verlo o recibir noticias suyas. Por supuesto, Israel ignoraba que sus comunicados iban acompañados por un sonido distinto al de todos los demás interlocutores registrados en el celular de su amiga. Tiempo le había pedido a ella, una magnitud física sin rumbo ni fecha definida, sino dejada a la voluntad del universo. Ese tiempo navegaba en la vida de Nelly entre momentos de paz y otros tormentosos. Lo verdaderamente importante en la vida toma tiempo, eso sí es ineludible admitió la mujer resignada.

De noche, ella salió al patio y se sentó en las escaleras a presenciar el espectáculo de la luna completa envuelta en un delicado halo que la convertía en estrella gigante. Formuló un deseo desde el fondo de su corazón solitario por demasiado tiempo, según sus propias estimaciones, dirigiéndose al astro. El tiempo llegará me dijo él, ese mismo tiempo se tiene que anclar en algún momento en un presente para que luego pueda existir en una secuencia del futuro compartido. Nelly soñó con él, imaginando todos los cielos sin nubarrones que quería compartir con él.

El tiempo llegó sin prisa en las alas del deseo y de pronto se volvió eterno en un beso.

El magno suceso íntimo sucedió expresado en coordenadas con cuatro números que indicaron instante y posición del lugar donde ocurrió. Seguramente por pudor, ninguno de los dos divulgó la refererencia en redes sociales, sin que esa decisión le reste veracidad al hecho de que, a contar de ese momento, se creó una fecha que iban a recordar por siempre.

“Buen día a todos nuestros radioescuchas, hoy es un día memorable por el eclipse que atravesará nuestro país de Mazatlán a Monclova. Recuerden no ver la luz del sol directo…” Nelly despertó con el radio programado para despertarla con las noticias. Volteó el rostro rozando el de Israel aún dormido. “No fue un sueño”, susurró.

Nota: Los sucesos y personajes retratados en esta historia son ficticios. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, o con hechos actuales, del pasado o del futuro es coincidencia, o tal vez no tanto. Lo único cierto es que no existe manera de saberlo y que además no tiene la menor importancia. Creer o no creer es responsabilidad de los lectores.

*Escritora, guionista y académica de la UAEM