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Cuaresma en Morelos. Devenir identitario entre moros y cristianos

 

“Pues ya partidos de México […] faber yo dezi los grandes recebimientos y fieftas que en todos los pueblos por donde paffauan, fe les hazia, fuera cofa marauillofa […]. Pues el gran recebimiento qle hizimos con arcos triunfales, y con ciertas embofcadas de Chriftianos, e Moros, y otros grandes regozijos, e inuenciones de fuegos, y le apofentamos lo mejor q pudimos, anfi a Cortés, como a todos los q traía en fu copañia, y eftuuo alli feis días”.

Bernal Díaz del Castillo, en su Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España (1632), hace referencia a la representación de moros y cristianos que, a más de cinco siglos, en el estado de Morelos constituye una de las más importantes expresiones de su patrimonio

cultural inmaterial. Si bien la expresión original ha sufrido transformaciones y adaptaciones, aún persiste como parte fundamental en las identidades de las comunidades morelenses.

En un afán “populizante”, la mayoría de los autores ha insistido en adjetivar como popular toda expresión cultural comunitaria. Así tenemos “cultura popular”, “arte popular”, “música popular”, etcétera, encontrándonos con excepciones que han virado al adjetivo “tradicional”, como sucede con la cocina. En el caso que nos ocupa, la representación de los moros y cristianos fue clasificada, arbitraria y equivocadamente como “teatro campesino”.

En la Cuaresma morelense la representación ‒“Doce Pares de Francia”, “Danza de moros y cristianos”, “Carlomagno y el almirante Balam”, “Benjamín y Gran Serán”‒ se realiza en Achichipico, Atlatlahucan, Emiliano Zapata, Huazulco, Totolapan y Xochitlán, y “Moros de garrote” en Alpuyeca, Atlatlahucan y Xoxocotla. En Hueyapan se realiza en la fiesta de la Virgen de Guadalupe y en Tlalnepantla en la fiesta de la Preciosa Sangre de Cristo.

Tras arduos ensayos con semanas de antelación, durante tres o cuatro días y con antiguos libretos originales o transcritos, en cada una de las comunidades se organiza la representación para la fiesta patronal. Una banda de viento interpreta una gran variedad de piezas, religiosas o no, que han sido adaptadas para cada libreto y lugar. Al finalizar el primer cuarto del siglo XXI, “El reto” ha dejado de representarse en la mayoría del territorio morelense.

Esta “representación escénica tradicional” es resultado de dos elementos fundamentales: la comunidad y la religiosidad. En una entrevista realizada (2022) a un joven de la colonia Tres de Mayo, en Xochitlán, a pregunta expresa sobre su motivación para interpretar el papel de moro confesó que, cuando niño, él no soñaba ser un héroe como aquellos que veía en la televisión: el siempre soñó ser un personaje de “El reto”. Y lo había conseguido.

 

Imagen: Archivo Jesús Zavaleta Castro.