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Hace un par de días comentábamos aquí el hallazgo del cuerpo de Lesly “N” en los linderos de Guerrero con el estado de Morelos. Quien la encontró fue Mario Vergaraexperto buscador que se había sabido ganar la confianza de los vecinos gracias a su solidaridad con la comunidad. 

Vergara era un buscador por iniciativa propia, como todos los ciudadanos que, de pronto, se ven privados de la presencia de un ser querido sin que nadie les sepa dar razón de su paradero.

Mario perdió a su hermano Tomás en 2012 en Huitzuco, Guerrero y diez años después lo seguía buscando. No solo eso, ya había creado la organización “Los Otros Desaparecidos” y ayudado a organizar las cuadrillas de búsqueda de personas como él, que inicialmente salen al campo, a la calle y a la carretera, más con desesperación y enojo que con un plan o conocimientos.

Él generalizó en varios grupos -y es práctica comúnactualmente- el uso de una varilla que, enterrándola en lugares sospechosos podrían dar indicios de un cuerpo enterrado por el olor que se puede percibir en ella. Por eso muchas buscadoras traen varillas que de cuanto en cuanto entierran a una profundidad pertinente para olfatearlas después. Es una técnica bastante efectiva que, en la práctica,ha ayudado a localizar innumerables fosas clandestinas.

Mario Vergara era un descreído de los esfuerzos que supuestamente realizan las instancias gubernamentales para localizar a los desaparecidos, decía que éstas solo simulan las búsquedas.

En un país como México, en el que desaparecen 22 personas diariamente según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, cualquiera podría pensar que debería haber un organismo con recursos suficientes para dedicarse a localizarlos día y noche, pero esa responsabilidad parece que prefieren dejársela a la gente que se han organizado sin necesidad de nadie, con la sola esperanza de localizar a quienes les hacen falta.

No es de extrañar tampoco que en nuestro estado, el primer lugar en cuanto desapariciones en el país, también haya mucha gente buscando, organizándose y reclamando por la inactividad que identificaba Mario Vergara en los organismos oficiales.

Como en muchos otros casos, la ciudadanía les ha demostrado a los gobiernos que pueden hacer mejor las cosas que ellos, así ha sido en el caso de las buscadoras que frecuentemente ubican los entierros clandestinos que después son explotados mediáticamente por las Fiscalías estatales. Sin ir muy lejos, en el caso de Lesly, las Fiscalías de Guerreo y de la Ciudad de México quisieron apropiarse del hallazgo de Mario.

Pero la gente no tiene los recursos de las Fiscalías y su labor es tan lenta que requiere tanto de enrome paciencia como de gran empatía, pues su única gratificación es que alguno de ellos encuentre a quien buscaba, y reciben la noticia con la esperanza de que el próximo sea el turno del resto, por eso suman fuerzas, y por eso son importantes las personas como Mario Vergara, que logran aglutinar al grupo y dar confianza a los demás.

Tan solo un día después de encontrar a Lesly, Mario tuvo un accidente y murió en el hospital por las heridas que sufrió en la cabeza. Nunca encontró a Tomás, su hermano.

En el video que citábamos hace un par de días, Mario llamaba “ángeles” a quienes se atrevían a dar información a los buscadores sobre fosas o entierros clandestinos o, como en el caso de Lesly, recientes y evidentes. Pero para los grupos de buscadoras, y para todos nosotros, sabemos que los verdaderos “ángeles” son, justamente, las personas como Mario Vergara.

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