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Karime Díaz

En 1916, en el primer congreso feminista de México de realizado en Yucatán, además de discutir de los derechos civiles y políticos de las mujeres, se señaló de la importancia de enseñar anatomía y biología para niñas, así como inculcar las ciencias y arte en lugar de la religión en las escuelas para señoritas. De esa fecha, a cuando yo estudié pasaron 96 años y cambios sustanciales, los hubo en papel, pero en la práctica no mucho. Aún en la actualidad, hay personas que se niegan de hablar de los cuerpos, la salud sexual y reproductiva en nivel básico incluso aunque estén en los libros de texto. Aunque usted no lo crea, hay casos en el que madres y padres de familia levantan quejas para evitar el tema.

Esta negación de los cuerpos que se consideran biológicamente femeninos también sesgó la ciencia misma. Incluso se les había escapado, por ejemplo, “descubrir” que los síntomas de un infarto cambian según el cuerpo en el que se viven y estadísticamente, todavía en la actualidad, mueren más mujeres por infartos no diagnosticados que hombres. Hubo mujeres que se colaron en estas áreas para estudiar sus propios cuerpos que se habían invisibilizado por milenios. Por ejemplo, Helen O’Connel que en 1980 cuando entró a estudiar medicina se dio cuenta que ningún libro hablaba del clítoris, ella después se convirtió en la primera uróloga australiana para hacer investigaciones sobre la anatomía pélvica femenina. ¿Cuántos años de rezago hay sobre el conocimiento de las cuerpas si más o menos el primer libro de medicina se escribió por ahí de los 1470? Nos llevan muchísima ventaja, ¿un ejemplo reciente? Los efectos en las cuerpas ocasionados por las diferentes vacunas contra la COVID-19 no reportados por ninguna farmacéutica hasta que la aplicaron a mujeres y ellas mismas reportaron los síntomas y ellas mismas se organizaron para explicar el por qué.

En experiencia, mi cuerpo ha sido un misterio que poco a poco descubrí de manera tardía. De pequeña tuve muchísimas dudas que no respondió nadie más que el tiempo. En la preparatoria, el profesor anatomía, nunca habló del sistema reproductor femenino de manera integral. En lo único que sí hizo énfasis fue en el útero y su importancia para gestar; en el anfiteatro nos mostró un útero metido en formol con un feto de unas 30 semanas. A esa edad nos daba pena hablar de las vaginas y penes, nos enseñaron a poner un condón en un pepino, pero sobre el condón femenino nada más nos lo platicaron para imaginarnos cómo era.

Ya en la universidad, en alguna materia, me dijeron que cerdos y delfines sentían orgasmos, además de las personas: “los únicos animales que pueden sentir placer en el coito”. Pero jamás me explicaron si se conocía cómo es que estas criaturas podían experimentarlo. Si en ningún momento de mi formación educativa se habló ampliamente de los cuerpos femeninos, mucho menos de los cuerpos de las hembras en otras especies. Pero sí nos dijeron que las serpientes macho tienen dos penes (hemipenes) y en aquel entonces, ya había algunos investigadores interesados en encontrar la razón de esta característica.

Hasta el año pasado, 2022, un grupo de mujeres: Megan J. Folwell, Kate L. Sanders, Patricia L. R. Brennan y Jenna M. Crowe-Riddell descubrieron y describieron el hemiclítoris en serpientes australianas. En toda esta historia, no fue hasta 2022 que también se empezó a hablar sobre la función del clítoris más allá de ser un órgano que produce orgasmos. Estas mismas autoras, relatan que la variación en la morfología del clítoris se ha relacionado con diferentes grados de excitación sexual que podría conducir a una mayor aptitud reproductiva al incitar a las hembras a copular o formar lazos sociales más estrechos. El aumento de la lubricación vaginal, la relajación de la abertura vaginal y la preparación del tracto reproductivo para recibir el esperma, se encuentran entre otras funciones potenciales del clítoris.

Reconocernos desde las ciencias, nos abre a un montón de nuevas preguntas sobre su desarrollo, función y evolución. La ciencia es nuestro puente para asegurar igualdad de condiciones y de derechos para todas las personas. Por una vida digna y sana, hablemos de las cuerpas.

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