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Raúl Pineda, un joven artista de 27 años, ha dedicado los últimos cuatro años de su vida al arte como una profesión y una forma de vida. Su pasión por el dibujo comenzó a los 13 años, cuando su hermano le llevó revistas de grafiti durante su estancia en el hospital. Esta experiencia despertó el interés de ambos en el arte, y Raúl empezó a plasmar grafitis en su libreta, inspirándose en artistas de Nueva York. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que las letras de grafiti no eran su enfoque principal.

Decidió perfeccionar sus habilidades y comenzó a asistir a clases de dibujo los fines de semana. Su dedicación y esfuerzo le llevaron a ingresar al Instituto Botticelli, donde se graduó y profundizó sus conocimientos sobre artes plásticas, técnicas y materiales.

En sus propias palabras, Raúl compartió: “Yo empecé haciendo esto por gusto. Lo vi como una forma de retratar lo que me pasaba todos los días, como alguien que escribe un diario, pero visual. Mi obra siempre ha sido muy personal. Desde pequeño me costaba generar vínculos con las personas, por eso esta era mi manera de crear esos lazos”.

Cómo define Raúl Pineda su obra

Este artista califica su obra como expresionista y comenta que tiene mucha influencia del expresionismo alemán. Este movimiento artístico impactó significativamente en su enfoque pues, así como estos artistas capturaron las emociones y el horror de la Primera y Segunda Guerra Mundial, y convirtieron sus obras en documentos históricos poderosos, él también quiso adoptar este estilo para expresar las complejidades de su contexto. “Mi objetivo es exteriorizar el sentimiento por encima de la situación y preservar la memoria colectiva, recordando lo que a menudo se olvida.”, comenta.

Pineda afirma que toda su creación artística se convierte en un diálogo autobiográfico, “siempre he sentido la necesidad de explorar los eventos que han marcado mi vida y la de aquellos que me rodean”.

Desde pequeño vivió en un contexto muy violento y observó que, con frecuencia, las muertes de las personas a su alrededor se reducían a simples estadísticas. Por ello, dice que, “más allá de la denuncia social, mi objetivo es personal; retratar a personas cercanas para evitar que caigan en el olvido. Las fotografías nunca me ofrecieron suficiente información sobre una persona, así que busco plasmar sus personalidades en mi trabajo”.

Afirma que su obra es más un comentario visual que destaca: “vivimos esto, en este momento, y no debemos olvidarlo”.

Proceso de creación de una pieza: desde la idea hasta las técnicas

Cada día, este artista se sumerge en un mundo de sueños y pesadillas, una fuente constante de inspiración para su arte. Después de experimentar un sueño vívido, donde puede moverse y percibir olores, se despierta y plasma las imágenes en papel. Este proceso es el punto de partida para sus obras, donde entrelaza sus sueños con temas sociales de México.

Para ilustrar este proceso, menciona una pieza específica llamada “Crimen de estado” que se centra en el tema de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos. Describe un sueño donde se encuentra en la oscuridad, y presencia un bullicio en una calle grande durante una manifestación, cuando se acerca observa a una persona bicéfala. Ese sueño lo relacionó con el contexto de las marchas posteriores a la desaparición de los normalistas, esta figura ambivalente representa el miedo y la fuerza de luchar por la justicia. Después, busca en su entorno cómo enriquecer la imagen y su composición, frecuentemente emplea las caras de personas conocidas, como la de su cuñado en este caso, para transmitir emociones específicas. “Cuando veo a las personas pienso si su cara me sirve para interpretar a un personaje o una escena y así es como a veces ideo algunas piezas”, comenta

Otra estrategia para concebir sus obras es a través de investigaciones. Relata que, en el pasado, se sumergía en comunidades o se acercaba a colectivos como el de Madres Buscadoras de Sonora, para recopilar historias directamente de quienes las vivieron. De estas investigaciones surgió una pieza significativa titulada “Te encontré el día de mi cumpleaños”, que narra la conmovedora historia de la Señora Martha, miembro del colectivo. En sus búsquedas, al descubrir restos humanos, ella honraba a esos cuerpos olvidados o perdidos plantando flores. La obra refleja una referencia a “La Piedad” de Miguel Ángel, donde la virgen sostiene el cuerpo sin vida de su hijo Jesús. Sin embargo, en este contexto, las madres no tienen cuerpos para sostener, y es por eso por lo que las flores desempeñan ese papel.

Las técnicas principales que emplea son el grabado mezzotinta, una técnica calcográfica del siglo XVII, y el dibujo a carboncillo. Estas técnicas son extremadamente exigentes, requiere meses de dedicación y hasta 15 horas de trabajo diario.

Recibimiento de su obra nacional e internacionalmente

Raúl Pinea comenta que, la recepción de su obra varía según el país y el contexto cultural. En Estados Unidos, por ejemplo, sus creaciones son bien recibidas. Sin embargo, en algunos lugares, han etiquetado su obra como surrealista, a pesar de que él no lo percibe así. Asegura que, aunque sus obras están inspiradas en sus pesadillas, también reflejan el contexto sociocultural en el que vive. Para algunos, puede parecer irreal o inverisímil, algo que solo ocurriría en los sueños más aterradores, pero para los mexicanos, estas obras expresan una realidad cotidiana.

A nivel nacional, su obra ha sido generalmente bien recibida, pero también ha enfrentado críticas que la califican de “no arte” o incluso como “porquería”, ya que señala la cruda violencia que forma parte de la realidad en México. Sin embargo, el artista considera que estos comentarios son parte integral de la intención de su obra, ya que generan crítica, diálogo y debate sobre los temas que aborda. “El arte te saca de tu zona de confort. Yo lo que siempre hago es cuestionar al espectador sobre su realidad y su sentir. Esa es la función que yo creo que tiene mi trabajo, no es de decorar ni de ser bonita”, afirma.

Vivir del arte
“Es bien difícil vivir de las artes, es casi imposible”, dice Raúl Pineda, sin embargo, él y su equipo han sorteado los desafíos y en el camino han aprendido mucho. Aunque nunca imaginó vender su obra, han explorado estrategias para comercializarla y han logrado exponer en museos de México. Ahora, dan el salto a escenarios internacionales y planean expandirse aún más.

A pesar de este éxito, mantiene una vida sencilla y reinvierte las ganancias en su arte. Sueña con crear una fundación en el futuro para apoyar a aquellos afectados por las problemáticas que aborda en sus obras, considera que el reconocimiento implica una responsabilidad no escrita de ayudar y retribuir.

Fotos: Cortesía de Raúl Pineda

Imagen que contiene pastel, sostener, tabla, flor

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“Te encontré el día de mi cumpleaños”. Carboncillo sobre papel bockingford

Imagen en blanco y negro de una persona

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“Crimen de estado”. Grabado en mezzotinta

Imagen en blanco y negro de un hombre con los brazos abiertos

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Fotos de Raúl Pineda, cortesía del autor

Foto: La Jornada Morelos