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La buena noticia es que el año más violento en la historia reciente de Morelos está a punto de terminar, la mala es que lo hace en un marco de reprobables hechos de sangre que mantienen un clima de temor entre la ciudadanía.

El ataque armado a un sitio de taxis en Cuautla que dejó como saldo la muerte de dos trabajadores del volante y heridas en siete más; y el feminicidio de Mafer marcaron el último fin de semana de un 2023 plagado de violencia, conflictos políticos, campañas adelantadas y múltiples crisis en la salud, educación y desarrollo económico en un estado que, por su gente, merece cosas mucho mejores.

Esta noche terminará el 2023 y Morelos se preparará para otro año difícil, por lo que los buenos deseos y el trazo de anhelos y propósitos tendrían que ser la marca de la Nochevieja. Tendríamos que ser optimistas porque contamos no solamente con la “buena vibra” de familia y amigos, sino también, y mucho más importante porque, como dijo el poeta “nosotros, los de antes, ya no somos los mismos”: sobrevivir doce meses en el clima de inseguridad y conflicto del estado nos ha llenado de aprendizajes.

La ciudadanía que empezó el 2023 se ha esfumado, ahora se vuelve necesaria una sociedad más unida, empática, trabajadora, informada e inteligente porque desde el primer día del año tendremos que tomar decisiones relevantes para el futuro personal, familiar y comunitario.

Seguramente la determinación que los morelenses tomen el dos de junio próximo, cuando empiece la segunda mitad del 2024, será definitiva para los próximos seis años. Pero antes y después de ella habrá cientos o miles de decisiones que deberemos tomar cada uno en el entorno familiar, laboral, profesional, que darán forma a los hogares, las colonias, las comunidades y el estado.

La conciencia sobre el impacto de cada una de esas decisiones es una forma, quizá la más sencilla, de crear ciudadanía, esa virtud que parece haberse evaporado en un Morelos enfermo por los malos gobiernos y la falta de esperanza. Para ella, los morelenses contamos con herramientas sólidas, como el diálogo social, la cercanía con los problemas que nos son comunes, y por supuesto, el periodismo como medio de interlocución con las autoridades, de información y de toma de decisiones. La debilidad de las instituciones sólo puede ser combatida con la solidez de la ciudadanía y para ello, amigos, cuentan con La Jornada Morelos.

Lo que hagan los morelenses para recibir al año debería mantenerse todo el año. El optimismo, los propósitos, los abrazos, la risa, el espíritu de paz, las ganas de mejorar el mundo tienen que ser el centro de nuestras acciones los doce meses que vienen. Porque nos urge cambiar por nosotros, por nuestras familias, por nuestro estado.

Feliz 2024.