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Cristina Girardo*

En una de las columnas anteriores ya hemos planteado el tema de la salud, sobre todo desde su prevención y la importancia de la alimentación y los buenos hábitos para lograrlo. Desde el NODESS Morelos Solidario y Cooperativo, y para quiénes trabajamos para promover los derechos de la ciudadanía en general, el tema de la salud y el derecho a la misma como un tesoro personal y un bien común se presenta como uno de los desafíos sobresalientes y prioritarios. Planteo esta cuestión convencida sin embargo qué aún no se ha logrado la plena vigencia de dicho derecho, tanto en Morelos como en México. Si bien figura como una de las obligaciones del Estado Mexicano, encontramos muchas deficiencias en su implementación y en recurrentes ocasiones oportunidades muy desiguales en cuanto al acceso por ejemplo de varias comunidades alejadas de centros urbanos.

En este sentido, consideramos desde nuestra red de actores territoriales y de nuestras variadas acciones, la necesidad de impulsar la visibilización de enfoques alternativos que pueden -porque son aún altamente valorizados en las comunidades- ser utilizados los conocimientos tradicionales, la herbolaria medicinal, así como las terapias alternativas. Esto no es nuevo, ya la Organización Mundial de la Salud señaló que el 80% de la población mundial utiliza la medicina tradicional.

En México y desde tiempos remotos, no podemos negar que buena parte de la población, sobre todo en zonas rurales recurren para aliviar sus padecimientos a terapeutas tradicionales, como el brujo o los curanderos, las parteras, los médicos tradicionales.

Esto nos lleva a revisar los parámetros de la salud intercultural y el poco conocimiento y difusión al cual tenemos acceso quienes desde nuestras trincheras defendemos la posibilidad de ofrecer a nivel comunitario el acceso y el reconocimiento a una atención digna y universal. Sin negar la importancia que reviste por parte del estado las obligaciones que le compite para mejorar dicho acceso debemos reflexionar también que usar las mismas no se trata de ignorancia, oscurantismo, o superstición ni considerarlas inexistentes o con desdén, sino por el contrario, cada vez más es urgente desde la academia y conjuntamente con las políticas públicas aunar esfuerzos para que las personas encargadas de la sanación entre la población puedan ser reconocidas y respetadas, para que así dialogando con la medicina occidental pueda impulsarse un modelo de salud intercultural y se vaya superando un modelo de atención fragmentado que viene desde la época colonial.

Pensar en los fundamentos y derechos básicos de la sociedad también depende en gran medida de recuperar estos saberes ancestrales. Defender este bien común social como ciudadanos, que ya nos han arrebatado muchas veces, seducidos por promesas de bienestar hemos dejado de lado otras experiencias, y delegamos en el estado acciones que bien pueden llevar a cabo quienes en el ámbito comunitario lo hacen de otra manera.

Corresponzabilizarnos en el derecho de la vida de una forma más justa y saludable. Por eso el debate va puesto en que entendemos por salud -estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades- y por eso también necesitamos fortalecer y desarrollar investigación, difundir hábitos y conductas saludables, sociabilizar a través de las redes apoyo y colaboración, luchar para que no se patente lo común y se privatice el conocimiento tradicional.

Para lograr y alcanzar estos objetivos, necesitamos recursos, herramientas, movilizarnos, organizarnos, capacitarnos, pero sobre todo tener la capacidad de abrir nuevos caminos, y experimentar nuevas alternativas. Desde la economía social y solidaria y el NODESS Morelos Solidario y Cooperativo existen muchas iniciativas que iremos presentando en columnas posteriores.

*Integrante del NODESS Morelos Solidario y Cooperativo.

c.girardo@hotmail.com

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