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SONRISA

 

Alineada con su estado de ánimo matutino, Atenea dibujó una sonrisa casi perfecta alegrando su rostro maquillado. Tania se acercó un poco a ella procurando conseguir el mismo efecto matizando el brillo de sus pómulos, seguida por Socorro y Lourdes quienes compartieron el mismo escenario, la primera retocando el color guinda en sus labios y la segunda peinándose rápidamente frente a la cámara de su celular a modo de espejo improvisado.

Con ayuda del bastón de selfie sostenido habitualmente por Socorro, se disparó una ráfaga de fotos. Tania se encargó de seleccionar las tres meritorias de calificación antes de someterlas a votación. El plano más cerrado mostrando los platillos y bebidas calientes escogidas, resultó seleccionado para su difusión inmediata, invitando a la audiencia a compartir virtualmente el sabor de los alimentos, así como la charla en torno a las festividades felices -o bien que terminan en tragedias si nos remitimos a las noticias de la semana. El primer comentario etiquetando a las cuatro amigas reunidas en un desayuno de fin de año, no tardó ni un minuto en escribirse en la red social compartida, considerando aproximadamente el mismo tiempo para ser olvidado, en el eventual caso de haber sido leído: ¿por qué no fui convidada yo también a la celebración? reclamó ácida Rosario, agregando un emoji de enojo a sus palabras.

Un instante de consternación quedó flotando en el aire, inmediatamente suplantado por la llegada de Ignacio, un entrenador de futbol apenas retirado. Todas voltearon a contemplarlo, sonriendo en vez de saludar. El hombre se retiró casi enseguida al llamado de su novia desde la camioneta negra estacionada detrás de ellas.

A Rosario no la habían invitado por la vehemencia continua de sus críticas hacia las demás. Un día atacaba a Tania respecto de sus oufits fuera de moda; el otro se dedicaba a cuestionar la postura ideológica de Socorro para con las elecciones del 2024; o simplemente a negarse a acompañar a Atenea a su casa después del accidente que la había dejado sin vehículo.

¿Qué más quieren celebrar en esta última semana del año? preguntó Lourdes mirando más bien hacia el futuro indeciso que se acababa de concretar en una pregunta formulada en su mensajería digital: ¿aceptas el puesto de la empresa en Dubái o se lo ofrezco a Sebastián? Lourdes sonrió tímidamente al enviar su respuesta.

Tania tomó la palabra mirándolas con una sonrisa cómplice: yo quiero celebrar el sueño que se me cumplió después de mucha espera: Alan y yo nos vamos a casar y ustedes serán mis testigos. Los aplausos detonaron provocando el asombro de los demás asistentes. ¿Por qué no lo has publicado en Facebook preguntó Lourdes? Bueno, me pareció más atinado que ustedes lo supieran de viva voz primero, contestó. Atenea permaneció callada así que Socorro siguió la dinámica: no sé qué me depara el destino, pero este año fue de lo más complejo. Vivo en una colonia demasiada peligrosa, creo que será mejor mudarme.

Y tú, ¿Socorro, vas a agregar algo? No quiero, pero saquemos otra foto, agregó con una sonrisa no simulada, para que Rosario nos siga reclamando.

Nota: Los sucesos y personajes retratados en esta historia son ficticios. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, o con hechos actuales, del pasado o del futuro es coincidencia, o tal vez no tanto. Lo único cierto es que no existe manera de saberlo y que además no tiene la menor importancia. Creer o no creer es responsabilidad de los lectores.

*Escritora, guionista y académica de la UAEM