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Julián Vences

¿Qué opinó el eminente obispo Sergio Méndez Arceo del cruel, salvaje asesinato de la familia Jaramillo? Extraña, comprensiblemente, nada.

¿Por qué guardó silencio? ¿Acaso porque entre el presidente López Mateos y el séptimo obispo había relación amistosa? Eso pudiera pensarse por la carta de febrero 7 de 1961 que su eminencia dirigió al presidente, en la que al final se lee: «Yo sigo con toda atención todas sus actividades y no dejo de pedir y hacer pedir por el éxito en sus empresas… Me reitero s. s. y amigo que espera saludarlo personalmente».

Su excelencia llevaba treinta y dos meses puliendo propuestas que presentaría en el Concilio Vaticano II, anunciado desde el 25 de enero de 1959 por Juan XXIII, el Papa bueno. Restaban ciento cuarenta y dos largos días para el 11 de octubre, fecha de la sesión inaugural del Concilio.

Ese fatídico 23 de mayo, con motivo del primer aniversario del semanario Correo del Sur, su eminencia escribió una felicitación dirigida al director, Heladio Camacho e insertada en la página del domingo 27 de mayo. En ninguna página hubo la más mínima referencia a la sanguinaria ejecución con tiro de gracia. Será hasta diez días después, el 3 de junio, que un anónimo A. S. S., en la columna Comentarios al Margen, opinó:

«Ha llenado de desconcierto a la sociedad… el reciente asesinato de Rubén Jaramillo y de sus cuatro familiares… Correo del Sur ya estaba en prensas, la imposibilidad de detenerlas es el motivo por el cual vienen retrasados estos comentarios. No… ignoramos que Jaramillo tenía como delincuente largas y viejas cuentas pendientes con la justicia, ni que sus muchos crímenes y estafas quedaban en la impunidad más inexplicable. Todo ameritaba que lo castigaran conforme a las leyes en vigor, pero de ninguna manera el ajusticiamiento sumario que a él y a los suyos se infligió… No pretendemos defender los actos del occiso, ni participamos de sus ideas».

En esa misma edición, página 2, Heladio Camacho reportó: «…un diputado me dijo con cierto desparpajo: como católico yo digo que estuvo bien hecho lo que se hizo con Jaramillo… Pues no, señor diputado. Como católico no puede usted aprobar el crimen, y en el reciente caso de Xochicalco hubo un verdadero crimen. Recuerde usted…».

Distintivo de Correo del Sur es traer en la portada el editorial; el del domingo 10 de junio, expresó:

«La Falta de equilibrio o la tendenciosa malicia han tratado de desorientar al pueblo con ocasión del lamentabilísimo abuso de la autoridad, que impunemente eliminó a un personaje nocivo para sus conciudadanos con lujo de crueldad… un hombre sencillo y generoso, que luego es aprovechado por políticos sin conciencia que lo embriagan con ambiciones y lo abandonan después a sus propios y escasos recursos, para que él y sin reparar en medios se dedique a cometer tropelías… La conciencia popular ha condenado al asesinado y a sus asesinos».

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