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Autoras: Aremis Villalobos y Norma Angélica San José*

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de las Mujeres, un día que invita a reflexionar sobre los desafíos que enfrentan en nuestra sociedad. Este día tiene su origen en las manifestaciones de mujeres que desde inicios del siglo XX reclamaban mejores condiciones de trabajo, derecho al voto, e igualdad entre sexos. En México, el 52% de la población son mujeres y, aún con logros históricos que han mejorado la vida de las mujeres y niñas, persisten brechas de desigualdad tan profundas que limitan su bienestar y desarrollo.

Los estereotipos de género refuerzan el machismo y fortalecen el sistema patriarcal, que determina que los hombres se desarrollan en espacios públicos y las mujeres en espacios privados. Esto implica para ellas dar atención primaria a la familia y a personas enfermas sin obtener remuneración económica, generando desigualdades en el desarrollo, profesionalización, acceso y control a servicios, y toma de decisiones.

Un área donde las desigualdades de las mujeres son claras es la salud, limitando el ejercicio de derechos humanos, inclusión y discriminación, que afecta sus condiciones de vida.

La violencia perjudica la salud y el bienestar de niñas, adolescentes y mujeres de nuestro país. La ENDIREH 2021, evidenció violencias en mujeres durante todo su ciclo de vida, el 43% de las mujeres de 15 años o más, experimentó violencia en el último año. Una tercera parte sufrió maltrato durante la atención obstétrica y, una parte importante de ellas pidió permiso a su pareja o esposo para la asignación del método anticonceptivo. Esto expone que la violencia es un enorme problema de salud pública que afecta profundamente a mujeres, y urge mejorar acciones en prevención y atención de la violencia en todos sus tipos y modalidades, situándola como prioridad en la agenda nacional.

Es fundametal la eliminación del abuso sexual contra niñas y adolescentes, y las uniones tempranas, pues tienen consecuencias físicas, mentales y psicológicas, embarazos no deseados, entre otras. En 2022, CONAPO documentó una tasa de fecundidad en niñas de 2.81 nacimientos por cada 1000 niñas de 12 a 14 años. Por tanto, urge fortalecer estrategias eficaces para prevenir abusos y violencia sexual, y promover acciones interseccionales para evitar normalizar uniones tempranas y forzadas que promueven relaciones asimétricas y garantizar educación integral en sexualidad desde edades tempranas.

Cabe reconocer que, aún con avances importantes en los últimos años, el embarazo y la maternidad tempranas son importantes en la agenda de salud de las mujeres. Durante 2023, ocurrieron 60 nacimientos por cada 1000 adolescentes de 15 a 19 años. Estos embarazos se asocian con riesgos de complicaciones en parto, morbilidades permanentes y mortalidad materna además, las adolescentes reciben menos atención prenatal oportuna o frecuente que las adultas. Lo que exige fortalecer políticas públicas para la prevención y atención con enfoque de género, inclusión, interseccionalidad, no discriminación y pertinencia cultural en todo el país.

Durante la edad adulta, las mujeres padecen más enfermedades crónicas que los hombres. La ENSANUT 2022 documentó mayor obesidad en mujeres (41%) que en hombres (32.2%), lo mismo ocurre con diabetes mellitus (20.1% en mujeres y 16.3% en hombres). Las enfermedades cardiovasculares se incrementan en mujeres durante la menopausia y posmenopausia, por la ausencia de estrógeno, de la hipertensión y la diabetes. Aunque las mujeres hacen mayor uso de servicios preventivos que hombres, experimentan retrasos en diagnóstico y tratamiento. Una tercera parte de las mujeres con diabetes no sabía que tenía la enfermedad y, el porcentaje de mujeres que viven con hipertensión o diabetes no controladas es elevado. Esto implica retos importantes para el sector salud, al requerise acciones contundentes para prevenir, diagnosticar y tratar estas enfermedades.

A nivel internacional, los Objetivos de Desarrollo Sostenible reconocen metas al 2030, se subraya la necesidad de alcanzar igualdad entre sexos, con enfoque de género y empoderamiento de mujeres, adolescentes y niñas. En este contexto, existen importantes dimensiones donde las mujeres tienen mayor carga de enfermedades, resulta imperante trabajar de forma decidida y organizada para reducir desigualdades e inequidades que fracturan y afectan el desarrollo personal, comunitario, social y nacional.

De esta manera, este 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, encaminemos de manera contundente, los derechos políticos, sociales y económicos ganados durante las luchas de las mujeres, y reflexionemos sobre los espacios por trabajar para asegurar igualdad y mejores condiciones para niñas, adolescentes y mujeres.

* Especialistas en salud pública.