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Nuevas Reglas

 

 

Cuando esta mañana los maestros tomen las calles para protestar contra el ISSSTE seguramente juntarán miles. No es tan difícil, además de lo justa de su demanda (mejorar el servicio médico que se ofrece a los trabajadores y sus familias), la sección 19 del SNTE tiene un liderazgo que puede influir en una mayoría de los 35 mil trabajadores, activos, jubilados y pensionados del sector educativo en Morelos. Cuántos miles resulten no es un cálculo sencillo), si la mitad de los maestros asisten a la movilización, 17 mil 500, tendrían suficientes mujeres y hombres para llenar dos veces la plaza de armas de Cuernavaca estando muy apretados, o “tomando distancia” como en las filas de los honores a la bandera, podrían abarcarla ocho veces.

Si consideramos llenar plazas como muestra de fuerza política, la del magisterio sería entonces muy superior a la de cualquier político local; con la diferencia de que los maestros sólo se unifican en torno a un objetivo común, igual que cualquier otro grupo social, cuando perciben un riesgo grave a su vida o inminente a su seguridad. Así, el argumento que fundamenta la marcha: “la mala atención del ISSSTE ha costado la vida a una decena de personas, familiares de trabajadores de la educación”, puede entenderse como ese riesgo grave a la vida que unificaría los criterios para salir a protestar.

En la política no es un asunto tan sencillo, porque salvo rarísimas ocasiones en la historia de la humanidad, una elección (por ejemplo) no ha significado poner en riesgo la vida o la seguridad de grupos completos de la sociedad. En 1994 el argumento de que “si no ganaba el PRI habría violencia” alcanzó para que Ernesto Zedillo ganara la presidencia de la República con un margen holgado, pero no cercano a la totalidad de los votos.

En parte esa sería la explicación de que los mítines de los políticos no se acerquen siquiera a la capacidad que se ha visto en movilizaciones magisteriales, o para el caso, en marchas por la paz, las más recientes movilizaciones multitudinarias de que se tenga recuerdo en Morelos. La paz es un valor común que puede sentirse en riesgo en situaciones de inseguridad como la que vive Morelos desde hace ya dos décadas, pero las soluciones políticas que pueden aportarse para construirla no logran el mismo respaldo que el concepto de la paz en sí misma.

Lo abstracto suele atraer más gente que lo concreto. Todos queremos democracia, pero seguramente no votaremos todos por el mismo partido político, aunque cada uno, a su manera de entenderla, suela ofrecerla.

Así que cuando los maestros salgan a marchar por temor a perder la vida o la salud a manos del personal del ISSSTE, una reducción de los argumentos de la marcha tendría que entenderse el liderazgo del SNTE para esos asuntos, pero no necesariamente la unificación política del magisterio que ha mostrado históricamente ser un gremio bastante plural e, incluso, acostumbrado a votar más por coyuntura que por alguna fijación ideológica.

Claro que la movilización, en lo político, puede resultar en un fortalecimiento enorme de la figura del dirigente seccional de los profes morelenses, Joel Sánchez Vélez, y del partido relacionado con el SNTE, Nueva Alianza; pero quien considere seriamente que se trataría de un respaldo unánime y total (entendido como el más amplio en términos sindicales y políticos), no conoce realmente al magisterio.

Parafraseando a un clásico contemporáneo “el respaldo del magisterio a la dirigencia del SNTE y Nueva Alianza sirve para lo que sirve, y no sirve para lo que no sirve”. Es muy probable que en el mejor de los casos el SNTE y Nueva Alianza dupliquen la proporción de maestros que los respaldan después de la movilización, a lo mejor más si resulta en que el ISSSTE se ponga las pilas y atienda mejor a los profes, pero no podrá hacer ganar a candidatos probadamente malos. Seguramente con base en ello el partido de los profes decidió alejarse de Morena en plazas donde se perfilaban desde el principio postulaciones tan predestinadas al ocaso como la de Rodrigo Arredondo en Cuautla.

Claro que el crecimiento en respaldo que ofrecerá la lucha por una causa justa al SNTE podría recuperar la relación del sindicato con sus agremiados, dañada desde tiempos de Maru Ocampo Bedolla, allá cuando la reforma educativa de Enrique Peña Nieto. La relación entre los profes y su dirigencia empezó a recuperarse con la elección de Joel Sánchez Vélez como dirigente, la marcha contra el ISSSTE podría conquistar a muchos más simpatizantes.

Por cierto, donde no gustó mucho la marcha fue en el Instituto de la Educación Básica. Nuestras fuentes en el IEBEM nos dicen que el disgusto fue tal que su director, Eliacín Salgado de la Paz, prefirió ausentarse del evento por el Día de la Educadora el viernes, y que, desde el miércoles anterior, día en que se anunció la movilización, empezó a mover a los mandos medios del IEBEM para que recordaran a los trabajadores que podrían descontarles el día. Al final, mejor sus huestes quisieron salir al público a decir que ellos siempre estuvieron de acuerdo con la marcha y casi que hasta ellos habían pensado hacer una, pero les ganaron la idea. Al final, la molestia de Eliacín parece en torno al desvanecimiento de su autoridad como funcionario público, parte por el fin de sexenio y otra por la colección de pifias cometidas durante su administración, más que en alguna complicidad perversa con mandos del ISSSTE, que seguramente no tiene. Lo cierto es que, desde hace un par de años, no ha habido una que el director del IEBEM le gane a la sección 19 del SNTE y no habrá descuentos para quienes vayan a la marcha de hoy.

@martinellito

martinellito@outlook.com