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Nuestro estado es actualmente el teatro de algunas penosas situaciones que retratan nuestra realidad política y que explican en parte la forma en que los políticos y funcionarios pretenden actuar soslayando sus responsabilidades y hasta sus obligaciones morales como figuras públicas que, de una u otra forma, inciden en la aplicación de la ley y hasta en su elaboración y aplicación. Y que, también, proyectan su sombra en la confianza que le merecen ante el público.

Desde hace días hemos sido testigos de los malabares que ha mantenido el gobernador Cuauhtémoc Blanco para conservar al mismo tiempo la gubernatura y la candidatura a una diputación, situación que ya fue abordada por la mayor instancia electoral del país, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

El TEPJF consideró que el gobernador había actuado de buena fe y que desconocía los tiempos en los que debía haber pedido licencia para habilitarse a sí mismo como posible candidato; Blanco rebasó los tiempos de ley y el Tribunal aún así le concedió doce días naturales para que se decidiera, por lo que el mandatario se puede tomar las cosas con calma para pensarlo detenidamente a pesar de lo que establece la norma.

Ellos son los especialistas en la ley, pero aún así no se lograron poner de acuerdo pues algunos magistrados opinaban que al haber dejado vencer el plazo, renunciaba tácitamente al derecho de ser postulado. Además, habría que recordar uno de los principios generales del derecho que en latín se dice “ignorantia legis non excusat” es decir, que la ignorancia de la norma no excluye a nadie de su cumplimiento, este principio se basa en la idea de que las leyes son de conocimiento público y, por lo tanto, se espera que todas las personas conozcan y cumplan con las normas establecidas, independientemente de si están al tanto de ellas o no, cosa ésta última, que habría de poner en duda si hablamos de figuras públicas tan sobresalientes como lo son los partidos políticos o el gobernador de un estado.

Estos actos de prestidigitación han sido usados por los partidos de oposición en Morelos que ya reclaman que no se le autorice en el Congreso la licencia al gobernador, cosa que, si se llegara a concretar, llevaría seguramente el asunto de nuevo a los tribunales, pues todos estamos en la situación inalienable de poder votar y ser votados, a menos de que tengamos suspendidos nuestros derechos políticos.

Así es que también vale dudar de la sinceridad de la indignación que han mostrado los líderes de algunos partidos a la hora de acusar que se intenta doblar la ley en beneficio de Blanco Bravo, sobre todo cuando, en el caso del PRI, por ejemplo, su líder recordó hace un par de días que es indígena y que, por lo tanto, tendría derecho a postularse como diputado de las poblaciones originarias aprovechando las acciones afirmativas que se han establecido para proteger a las minorías y a la población vulnerable.

Para acabar el retrato, tenemos a la Fiscalía Anticorrupción que se niega a judicializar las más de 40 denuncias que la administración de Cuernavaca ha interpuesto en contra de la administración municipal anterior. Es la misma Fiscalía que consintió que el presunto responsable de un desfalco al Sistema de Agua -único delito por el que es procesado- obtuviera el beneficio de concluir su proceso en libertad, esto a pesar de la insistencia del equipo jurídico del municipio.

El fraude a la ley, también conocido como fraude de ley o fraude a la norma, es una figura jurídica que se refiere a la situación en la que una persona o entidad utiliza un acto jurídico con el propósito de eludir la aplicación de una norma legal. Esto implica que, aunque formalmente se cumplan los requisitos legales para llevar a cabo una acción, en realidad se está buscando un resultado contrario al espíritu de la ley, como es el caso de los plazos establecidos para una competencia electoral equitativa, el verdadero espíritu de las acciones afirmativas y las prerrogativas que tienen las instituciones para armar casos y presentarlos ante la autoridad judicial.

Y todo en nuestro estado y en estos momentos; luego, también se simulará sorpresa cuando confirmen que la gente diga que no le cree a ninguno de ellos.