loader image

CONSENSO

Hélène BLOCQUAUX*

“Se casaron y vivieron felices para siempre…”. Ofelia cerró el libro de cuentos de hadas de su niñez cuyas historias felices compartía ahora con su hija. Noemí se encontraba plácida en los brazos de Morfeo. Ofelia permaneció unos instantes contemplando a su pequeña. Cuando tenía su edad, soñaba con el príncipe azul de los dibujos animados, pero Noemí ¿en qué estará soñando ahora mismo?, se preguntó Ofelia retirándose del cuarto a pasos suaves para no despertarla ¿en la bella durmiente, pulgarcito, el lobo feroz o bien un personaje de creación espontanea que cobra vida en los sueños?

Sentada en un sillón reclinable frente a la pantalla, Ofelia estaba seleccionando una película romántica en la plataforma de streaming leyendo a la par las sinopsis extensas en un sitio web dedicado a los cinéfilos:

Hasta que la muerte los separe

En su noche de boda, Elisa encuentra a su novio Liam emborrachándose con sus amigos, recordando a su primera esposa de la que sigue enamorado. Sabe que su matrimonio nunca funcionará pero que es demasiado pronto para irse puesto QUE hizo muchos sacrificios para irse a vivir con él. Con los sueños derrumbados, Elisa cambia sus expectativas, pero no logra separase en nombre del amor…

Ofelia no finalizo la lectura del resumen. No quería ver una película con partes dramáticas sino más bien una más intrigante con retos que desafían la idealización de la media naranja, sin víctima ni redentor. Por ejemplo, una historia que desarrolle la idea según la cual cada quien es responsable de su propia felicidad. La mujer puso interés en “Mi vida contigo y con otros” que contaba como Celia y Félix le habían apostado a la infidelidad para no cansarse de la rutina de su matrimonio. Ofelia bostezó. A lo mejor no iba a encontrar nada que le llamara la atención cuando de pronto descubrió un título que la mandó a su adolescencia cuando leía el poema de Antonio Machado. La sinopsis revelaba el final de la historia, pero aun así decidió verla.

El camino se hace al andar

“Nacieron Leonel y Patricia prometidos a una feliciDad eterna exenta de peligros e inquietudes. Un día escogieron prescindir de los arquetipos con los que habían sido educados. Salieron del cuento de hadas fabricado a la medida de su fortuna. Ni príncipe ni princesa sino dos personas sensibles y empoderadas. Dejaron atrás el castillo construido y ambientado a la perfección de un estudio hollywoodense, junto con su vida de ensueño, vitrina de los medios. Salieron a dar un paseo por el campo. ¿Entonces fueron felices para siempre? Bueno, prescindieron del guion del cuento ya escrito de su vida, lo mismo pasó con la puesta en escena de cada una de sus presentaciones públicas y se dirigieron a un rumbo desconocido por las cámaras. Dice la leyenda que, en alguna parte retirada, vive una pareja enamorada por decisión propia.”

Ofelia fue por un capuchino con dos cargas de café y unas galletas de mantequilla, se acurrucó en su sillón y dio un clic en la segunda opción pensando que sería una buena idea contársela a Noemí al día siguiente.

Nota: Los sucesos y personajes retratados en esta historia son ficticios. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, o con hechos actuales, del pasado o del futuro es coincidencia, o tal vez no tanto. Lo único cierto es que no existe manera de saberlo y que además no tiene la menor importancia. Creer o no creer es responsabilidad de los lectores.

*Escritora, guionista y académica de la UAEM

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *