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-Margarita González Saravia*

“Conocer nuestra historia es tener identidad con nuestra tierra.”

ORIGENES
Lo que hoy conocemos como el estado de Morelos fue parte del amplio territorio mesoamericano; la gran región del Anáhuac. En esta zona de clima templado, diversos grupos se establecieron paulatinamente. Hacia 2,500 años a.c pasaron de una etapa nómada de recolección, a la domesticación del maíz. Esto propició las posibilidades de sedentarización. Se ubicaron aquí, por ser una tierra rica en agua, clima, de altitudes o planicies, con una extraordinaria biodiversidad de flora y fauna. Aquellos grupos humanos encontraron las posibilidades de subsistencia y desarrollo en este maravilloso lugar, dejando sus huellas arqueológicas y antropológicas, en toda la región.
Un elemento importante para el fortalecimiento de los pueblos originarios fue la cercanía al Popocatépetl, pues era el paso obligado entre las culturas del golfo, el altiplano central y el mar Atlántico, facilitando las rutas comerciales. Tenemos como ejemplo la migración Olmeca en Chalcatzingo, ubicado en el oriente de lo que hoy es nuestro estado. Hacia el preclásico medio y tardío, entre los años 1500 a 1000 a.c. este lugar llegó a convertirse en un sitio muy importante de carácter religioso y comercial, siendo considerado entre 1000 y 500 a.C., como el asentamiento más importante del altiplano central.
Durante el mismo período, del 1,300 hasta el 600 a.c. existieron considerables migraciones, debido al proceso de decadencia de Teotihuacán, lo cual originó la expulsión de una parte importante de su población hacia otros lugares. Un número significativo de familias se asentaron en los valles de nuestro estado, produciendo nuevos núcleos urbanos. Si bien en Xochicalco existen evidencias de vestigios que datan de 1300 años a C. su apogeo como ciudad-estado se consolida entre 650 y 700 d.c. (periodo clásico). Diversas culturas se establecieron en la zona: zapotecas, mayas, teotihuacanas y del Tajín. Xochicalco, se fortaleció como un centro urbano de dimensiones muy importantes con una clara estatificación social, una infraestructura muy importante de auto – suficiencia y un fuerte régimen político militar para el control social, militar y comercial. Sin embargo, de manera intempestiva para el año 900 d.c. la ciudad se colapsó. Algunas teorías señalan que fue incendiada por la misma población que se levantó contra sus gobernantes.
Para el período 950-1521 (postclásico), las grandes migraciones nahuas que se dirigían hacia el Valle de Anáhuac llegaron a nuestros valles y montañas. Primero los xochimilcas se asentaron en el norte en las faldas del Popocatépetl estableciendo los pueblos de Tetela, Ocuituco, Hueyapan, Tlamiminolpan, Xumiltepec, Tlacotepec, Zacualpan, Temoac, Tlayacapan, Totolapan y Tepoztlán, conformado los grandes señoríos de Amilpan.
Después llegaron los tlahuicas fundando los pueblos de Yecapixtla, Yautepec, Oaxtepec, Tlaquitenango y su asentamiento más grande: Cuauhnáhuac. Más al sur se asentaron pueblos como Xoxocotla, Coatetelco, Cuentepec, Tequesquitengo y muchos más.
Doscientos años más tarde, ya que los tlahuicas y xochimilcas habían logrado consolidar cierta estabilidad social, llegaron los mexicas cuyo poder crecía día con día, debido a sus formas de violencia y sometimiento hacia los pueblos. Trataron en esa primera incursión, imponerse por la fuerza al señorío de Cuauhnáhuac y al no lograrlo en un principio, buscaron un acuerdo político con los tlahuicas casando al segundo rey mexica Huitzilihuitl con una de las hijas del rey tlahuica, la princesa Miahuitzihuitl. El enlace fue consumado y procrearon a uno de los principales reyes aztecas: Moctezuma Ilhuicamina.
Al final durante los años subsecuentes, los señoríos de estas tierras, fueron sometidos por los mexicas, obligándolos a pagar tributos, usándolos para las guerras floridas, sacrificándolos en las fiestas de Tenochtitlán y sometiéndolos en todos los aspectos.
Prácticamente en todas las poblaciones que hoy conocemos, hubo un asentamiento anterior de las culturas originarias, tanto es así, que subsisten, en todos los pueblos de Morelos, nombres nahuas, tradiciones, ritos, costumbres, elaboración de barro, diversas artesanías, de los pueblos originarios y en algunos todavía se conserva la lengua.
Sin embargo, muchos de los vestigios arqueológicos físicos, se perdieron, sobre todo con la invasión colonial. Fueron destruidos y con las piedras de los antiguos templos se construyeron los conventos, monasterios, haciendas e incluso el propio Palacio de Cortes.
Solo algunos cuantos continúan en pie como testigos del tiempo para recordarnos la grandeza de nuestros pueblos originarios. aprender de su cultura y sus tradiciones, tratarlos con un gran respeto. Debemos sentirnos orgullosos de nuestra identidad y comprender la importancia de conservar nuestro patrimonio material e inmaterial, y todo ello nos hará sentir el orgullo de ser mexicanos, de ser morelenses.

*Activista social.

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