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Ante la violencia que se vive en Morelos, las parroquias han modificado horarios principalmente en la zona oriente, donde la feligresía ha dejado de asistir en las tardes por temor, informó Tomás Toral Nájera, Vicario de la Diócesis de Cuernavaca.

La inseguridad ha llevado a una disminución significativa de la asistencia, generando la necesidad de modificar los horarios de los servicios religiosos. “Hacia la noche, la asistencia a los lugares de culto ha declinado, llevándonos a la necesidad de suspender servicios nocturnos en algunas parroquias”, sostuvo el Vicario de los Diócesis de Cuernavaca.

Y si bien aún existe un grupo de adoración nocturna dedicado a la oración y la conexión espiritual. “aunque se dicen nocturna, como antiguamente era la madrugada o toda la noche, pues actualmente siguen estando a horas donde las personas se sientan seguras”, abundó.

Toral Nájera, subrayó que, en medio de la adversidad, la iglesia se posiciona como una “trinchera” y un espacio de refugio espiritual. “La oración se convierte en una herramienta crucial para conectarnos con Dios y con nuestros semejantes, al mismo tiempo que se erige como una súplica por la paz, dirigida a todos los grupos involucrados en la espiral de violencia”, enfatizó Tomás Toral Nájera.

El vicario no pasó por alto la responsabilidad de las autoridades. “Es fundamental que los gobiernos cumplan con su papel en el mantenimiento de la paz ciudadana. La oración se extiende también a ellos, instándolos a desplegar los esfuerzos necesarios para restablecer la armonía en la sociedad”, concluye el Vicario.

En el caso específico de Cuautla, una localidad afectada por la violencia, la Iglesia diocesana busca ser un faro de esperanza, aseguró, y externó la importancia de dar a conocer la situación en la que se encuentra la comunidad y la necesidad de un compromiso continuo por parte de las autoridades para restaurar la paz en la región.