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Algunos han propuesto cambiar el nombre de nuestro estado en su honor pues dicen que José María Morelos en realidad solo estuvo de paso a pesar de su heroica gesta en Cuautla. Así como a nivel nacional se dice que todos los mexicanos, hasta los ateos y agnósticos, somos guadalupanos, aquí el zapatismo como movimiento muy específico dentro de la Revolución y su líder, es parte del orgullo de ser morelense.

Ayer los bustos y estatuas ecuestres del Caudillo del Sur se adornaron y fueron motivos de ceremonias como si ahí estuvieran el mismo prócer, cuyos restos quizá no puedan descansar en la convulsa Cuautla de hoy en día.

Todos los políticos y candidatas aprovecharon para hacer declaraciones a favor del gran amor de Zapata: el campo, ese que vislumbra uno de sus peores años que se recuerden en este 2024.

Se cumplieron 105 años de la traición en la que asesinaron al Caudillo en Chinameca, sus planes revolucionarios fueron cooptados por los gobiernos en turno y también traicionados muchas veces de tal forma que hoy, los campesinos y el campo morelense, sobreviven de milagro soportando no solo temporadas de sequía más prolongadas, sino incluso la amenaza permanente del crimen organizado. Y siempre solos.

La actual situación del agro en Morelos es una prueba tangible de las muchas cosas que se les han olvidado hacer a los gobiernos que parecen confiar en la legendaria y ancestral sabiduría de los campesinos para permanecer con vida una temporada más, mientras las tierras se hacen cada vez menos productivas, son invadidas o simplemente ya no tienen manos que las trabajen por su falta de rentabilidad.

Por eso mismo -tal como sucedió ayer en diversas regiones del estado- se escucharon planes, ideas y compromisos para, ahora sí, sacar de una buena vez al campo de la postración en la que se encuentra; ideas lanzadas al público como si el problema viniera de la semana pasada, cuando el Caudillo lleva difunto más de un siglo sin que se hayan hecho realidad ni siquiera las más básicas de sus demandas como lo es la tenencia de la tierra, uno de los peores lastres para el actual campesinado morelense y que enturbian. todavía más, asociaciones y cooperativas que venden periódicamente incluso terrenos de reservas ecológicas.

El problema del campo es muy complejo, no basta en pensar en nuevos cultivos o prometer agua que cada vez es más escasa por nuestra desidia, también ahí se tiene que combatir la corrupción y la criminalidad, se tienen que hacer valer para todos -y no solo para los parientes de regidores o presidentes municipales- los apoyos que se dedican a los campesinos, y se tiene que respetar la ley. Si solo eso se lograra para todos los sectores y para todos los habitantes de nuestro estado, otro gallo nos cantaría.

Qué bueno que la figura de Zapata se enseñoree en estas fechas sobre todo su estado, aunque lleve el nombre del héroe de la Independencia; qué bueno que todos aprovechen su fama para recordarnos que fue -y aún es- un personaje destacado en la historia nacional, pero también habría que rescatar sus ideales y, ahora sí, proponer nuevas ideas para llevarlas a la realidad.