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El año pasado, cuando todavía nos estábamos acostumbrando a la “nueva” normalidad que nos heredó la pandemia del COVID, varias voces se hicieron escuchar para advertir del regreso de un viejo y peligroso conocido: el dengue.

En la segunda semana del 2023, las autoridades de salud confirmaron los primeros tres casos de dengue en el estado y se dejó evolucionar. Hacia el mes de octubre, Morelos ya encabezaba la lista de contagios en el país, aquí se presentó una de las mayores tasas de incidencia y superamos en casi 148 casos la media nacional.

Sin números tan espectaculares a los que nos acostumbró el COVID, el dengue fue minimizado a pesar de su peligrosidad y sus secuelas en las víctimas que sobreviven para contarlo – entre las que se incluyen encefalitis o encéfalomielitis aguda postinfecciosa, síndrome de Guillain-Barré (SGB), síndrome cerebelal, mielitis transversa, mononeuropatía, polineuropatía, hiperexitabilidad y cuadros depresivos-, sin embargo el gobierno estatal no asignó una partida presupuestal adicional para su combate para este año. Incluso hace unas semanas las cuadrillas encargadas de las fumigaciones se encontraban inactivas por falta de pago.

Así, la responsabilidad recayó principalmente en los municipios que, por buenas que sean sus intenciones, sus esfuerzos se ven limitados a sus territorios, demarcaciones que le tienen sin cuidado a los mosquitos -vectores- que contagian la enfermedad.

Con esos temibles antecedentes, hoy informamos que nuestro estado ya superó el nivel de contagios que se presentó en 2023 -ni más ni menos que un incremento superior a mil por ciento respecto de los registrados en el mismo periodo- y en tan solo una semana ya se confirmaron cinco decesos.

Desde 2022, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió un aumento significativo en el número de casos y muertes por dengue en América y reiteró a sus estados miembros, México entre ellos, la necesidad de organizar la red de servicios, fortalecer los servicios de atención médica y reforzar las medidas de control vectorial y prevención individual para minimizar el impacto del padecimiento en la población. Recomendaciones que, por lo menos aquí en Morelos, pasaron de noche.

Y todo esto a pesar de ser una enfermedad relativamente controlable pues solo la trasmiten los vectores. Los especialistas sabrán el porqué de las mutaciones de los virus causantes del dengue y que influyen en el comportamiento de la enfermedad, pero ciertamente son notables la apatía y la indiferencia de los encargados de procurar salud a nivel estatal y éstos también tendrán algo qué decir al respecto.