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Hay una máxima de la política que asegura: “ningún candidato gana un debate”. Las tres candidatas a la gubernatura de Morelos demostraron que eso podría no resultar siempre cierto. A final de cuentas, entre los naturales señalamientos incluidos en los discursos de cada una de ellas, un condimento innecesario de la triple exposición de propuestas de gobierno, si la audiencia escuchó bien, hubo toda una colección de proyectos que, si bien fueron expuestos atropelladamente por razones de tiempo (los organizadores agruparon hasta tres temas complejos en exposiciones de tres minutos), permitieron notar las similitudes y diferencias que hay en cada una de las propuestas que forman la oferta política por la gubernatura de Morelos.

Consuela saber que los proyectos tienen algunas propuestas que, salvo matices personales, resultan bastante similares. Eso significa que ninguna de las candidatas pretende gobernar un estado que no existe; las tres parecen tener un diagnóstico más o menos serio de los problemas que aquejan al estado y que si bien inician con la inseguridad no se reducen solamente a ella. Las semejanzas son naturales porque si bien “hay diferentes formas de freír un huevo”, lo cierto es que al final el huevo debe quedar frito.

También es esperanzador que haya diferencias sustanciales en las particularidades de cada propuesta de atención a los problemas. La consistencia ideológica, la coyuntura política y hasta la personalidad de cada una de las aspirantes a la gubernatura, deben marcar puntos de distancia entre unas y otras.

Más allá de plantear, como si se tratara de una carrera de caballos o una lucha australiana, quién ganó el debate; lo que tendríamos que esforzarnos todos en comunicar son justamente las propuestas de cada una de ellas, las similitudes y las diferencias. Eso puede dar a los electores razones verdaderas para votar el dos de junio próximo por quien mejor les parezca que puede atender los temas que agobian al estado y apuntalarlo a un mejor futuro, una de las coincidencias que las candidatas tienen entre sí y con todos los morelenses.

Uno esperaría en todo caso que los 41 días que restan de campaña, en otros espacios similares, las candidatas expusieran más a fondo cada uno de sus proyectos para que la ciudadanía pueda, con argumentos y datos, valorar la viabilidad de cada uno. Más allá de los señalamientos y denuestos, lo cierto es que hubo propuestas, son discutibles y eso es muy sano para todos los morelenses, enhorabuena por el electorado que ya tiene más herramientas para tomar una decisión informada, aunque sea parcialmente.