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Ambientalistas de tres estados bloquearon ayer la carretera federal Lagunas de Zempoala-Santa Martha, a diferencia de otros bloqueos, el principal destinatario de las demandas eran los propios vecinos y los medios de información, fue una actividad más bien consciente e informativa.

El punto central de esta actividad, que, según informaron, es la quinta entre las que se cuenta un pliego petitorio al gobierno federal desde el 5 de junio de 2023 -que, por lo visto, permanece orbitando en el limbo burocrático- y una serie de denuncias formales, consistió en llamar la atención sobre la penosa situación por la que atraviesa el Bosque del Agua debido a la tala clandestina -que tira, por lo menos, 300 árboles diarios en la zona que va del Tepozteco en Morelos hasta el Desierto de los Leones en la Ciudad de México, pasando por el corredor del Chichinautzin y las Lagunas de Zempoala y el Ajusco.

Y la protesta en el Día Internacional del Agua es congruente pues el Bosque de Agua es el principal receptor de líquido que nutre los mantos acuíferos gracias a los que puede subsistir gran parte de la población en Morelos así como del Estado y de la Ciudad de México.

Los ambientalistas exigen detener de manera eficiente, urgente y expedita la “cadena criminal, ilegal, extractivista, corrupta e irracional respecto a la tala ilegal”, por eso piden, entre otras cosas, que se desmantelen los aserraderos que supuestamente se han embargado en la zona de Huitzilac para evitar que vuelvan a su perniciosa actividad, como sucede todo el tiempo.

Realmente resulta irracional que no consideremos como urgente la situación del Bosque de Agua y que, por corrupción o por indolencia, pongamos en peligro la dotación del agua para millones de personas y generaciones por venir. Estamos perdiendo las presas naturales de las que nacen ríos, manantiales y de las que se nutren nuestros pozos, ni más ni menos.

Pero este es un problema que no pueden solucionar grupos de vecinos y ni siquiera gobiernos municipales o estatales, por si acaso se les ocurriera, se requieren estrictas políticas públicas interestatales y federales.

El cuidado del agua y la preservación de ríos, lagunas y mantos acuíferos es fundamental para garantizar la disponibilidad y calidad del recurso hídrico, así como para proteger los ecosistemas acuáticos y asegurar el bienestar de las comunidades que dependen de ellos, entre los que se incluye la tala y reforestación legal y planificada, de la que viven honestamente muchas comunidades de la zona.

En el fondo esta situación da de lleno con la corrupción: hay una larga cadena de funcionarios de todos los niveles que permiten la tala clandestina porque también se benefician de ella. Así hay más de un grave problema que tenemos que resolver antes de quedarnos definitivamente sin bosque y sin agua.